SEXPERIMENTANDO

Cansado como estaba de investigar solo y sin ayuda sobre un tema tan delicado como el sexo, y convencido de que nunca es tarde para aprender, decidí que donde hay patrón no manda marinero y armándome de valor me acerque a la fuente que todo lo sabe en mi casa, le pregunte a mi mujer. Claro que cuando con una sonrisa socarrona y pendenciera me dijo: – Cariño, ¡hay cosas en la vida que ya no tienen solución, y déjate de tonterías que tengo muchas cosas que hacer! - pensé que joder, también me lo podría haber dicho antes y aunque uno no es Brad Pitt, quizás con un poco de esfuerzo, con mucho entrenamiento e infinita dedicación, tal vez habría podido ponerle a aquel tema algún tipo de solución. La cara de ingravidez que se me quedo es digna, por lo menos, de una reseña aparte que si coincide algún día también escribire. Pense entonces, que no era cuestión de poner parches, de medias tintas ,de dejar las cosas a medias (todos sabemos que “a medias” en esto del sexo nunca es una gran solución) Entonces me di cuenta que quizás la panacea a mi ansia de sabiduría , a mis ganas de mejorar en mi pequeña cruzada de la búsqueda del punto G , la podría encontrar en otros foros mas adecuados y más versados en la materia , supuse entonces , erróneamente ( ahora lo se) ,que tal vez mi fiel grupo de amigos del bar sería un pozo sin fondo del que podría extraer el santo grial sobre esta cuestión .Ni que decir tiene que salí de allí menos sabio que entre pero un poco más borracho y en un momento de claridad que todavía hoy me hace temblar , iluminado por la suavidad áspera de la ginebra de botellón , lo vi ,fue como una premonición , internet me daría la solución . Busque y busque y entonces la encontré. Nayara Malnero, que como no, tenía que ser una mujer, Ella había escrito un libro que se llamaba “sexperimentando” , así que lo compre. Un libro libre, como deben ser todos los libros que se visten por sus solapas, desenfadado y muy claro que me resulto muy interesante, hablaba del sexo como si fuera un coloquio, planteaba cuestiones a puñal que todos pensamos y que muchas veces ni nos preguntamos, llama a las cosas por su nombre y te hace sentirte mucho mejor. Hablar de sexo está bien, comprenderlo está mucho mejor. Yo sigo buscando lo del punto G , esto no lo habría solucionado ni Copérnico en sus mejores momentos , pero por lo menos ahora hablo de sexo un poco más y parece ser que a mi mujer, con el tiempo y muchas horas de conversacion , se le ha ido quitando poco a poco aquella maldita sonrisa socarrona y pendenciera