SAYONARA

Después de 30 años en las estanterías de los dos domicilios en los que he vivido, me he decidido a leerlo, aunque no acabara como en la película, y me pregunto como he tenido este libro 30 años muriéndose de risa en las estanterías, porque realmente es un libro maravilloso, a la vez que duro, y con el que te cabreas lo que no esta escrito, de lo engreídos que son los yanquis, creyéndose siempre el ombligo del mundo, por encima de todo y de todos, la crueldad de esta novela es la negación de la libertad de elegir con quien quieres compartir tu vida, sea de la raza o religión que sea, por los abanderados de la razón, la ética y la moral mal entendida de los que más carecen de cualquier rastro de empatia con nadie más que no sean ellos mismos. La lucha interna de uno de ellos por, primero, la atracción, y después verdadero amor y devoción por una mujer china y su lucha por poder ser feliz junto a ella, en la que se une a la de su amigo y su esposa.

Una edición vieja de este libro (recuerdo tapa roja con letras doradas a la que seguramente le faltaría la cubierta a color) llegó a mis manos de parte de un amigo con el rótulo de "libro libre" (cosa que mi amigo ignoraba), la cuestión fue que luego de leerlo tuve que dejarlo volar, ya que de no hacerlo no hubiese dejado tranquila a mí conciencia. Leer Sayonara fue un viaje desde el principio, no es de esos libros adictivos pero la narrativa es dinámica, en primera persona, debe ser el único libro que pude leer sin un narrador omnisciente. La historia es contada por el mismo protagonista, un joven militar norteamericano narra la historia de amor que vive con una japonesa, relación que jugaba en contra de su vida profesional y personal ya que su prometida era la hija de un general. La narrativa te sumerge de tal manera en la intimidad de los hogares japoneses que te da la sensación de vivirlo, sentís la calidez y entrega de esas esposas. El final te deja sin aliento, jamás lo olvidé y ahora que lo rememoro en esta reseña estoy pensando en comprarlo para volver a sentir el placer de leerlo, estoy seguro que hay detalles que por entonces en su primer lectura no llegué a percibir.

A pesar de conocer la versión cinematográfica y de preveer el final de la novela, no deja de ser un deleite leer los pormenores de su amor tan apasionado.