Tempestad Como la lluvia deja vacía la alta nube, este invierno me seca tanta ausencia. Llueve, constantemente llueve de un corazón al otro. Nunca seca la lágrima su orilla, se descompone en grito, en perfil de algún nombre, en trágica oleada de tu forma, en delirado paso. Si se esfuma deja un gravamen fiero de abandono en los ojos. Constantemente llora la soledad, un rayo de terror e impotencia carboniza. Santuario, de Dolors Alberola.