Con La tía Tula y San Manuel Bueno, mártir nos encontramos de lleno en lo mejor del arte narrativo de Unamuno. La novela realista aguzada hasta su máxima tensión en el primer caso, en un análisis seco y desolado de la situación de la mujer -y la correlativa situación del hombre-, sometida a la coerción y represión de la moral sexual y la famia, y la alegoría en el segundo, en un intento -¿inútil?- de cegar la angustia religiosa y metafísica en la luz deslumbrada de una fe que se propone como lo imposible.
La primera obra que leo de Miguel de Unamuno. La historia de un sacerdote que pierde la fe pero sigue con su oficio contada por una feligresa que se considera su hija espiritual. Relato que retrata las contradicciones tanto del párroco como de la narradora Angelines y, su hermano, Lázaro. Obra con multitud de referencias a los Evangelios y a la vida de Moisés en la que Unamuno muestra lo que llamó la "intrahistoria". ¡Buena lectura!