SALVATIERRA

Dulce, te lleva el rio. Divino

Es un libro hermoso! Dos hijos van descubriendo la vida de su padre mudo a través de lo que su padre pintó. Una maravilla!!!!

Salvatierra se lee muy rápido, uno no desea desprender la vista de sus páginas, siempre abiertas al misterio, a la poesía. Las escenas están dibujadas con una gran viveza y todos los personajes o las situaciones se hacen esencias, hasta llegar a un final que ya estaba insinuado en las primeras páginas.

A los nueve años, Juan Salvatierra queda mudo y, a los ojos de su familia, imposibilitado para llevar adelante la hacienda familiar. Salvatierra queda boyando, a merced de lo que venga. Pronto descubre en la pintura un modo de expresar aquello que no puede con las palabras y, a los 20, empieza a pintar una serie de rollos de tela donde irá registrando no solamente los hechos de su vida, sino también los de otros personajes del pueblo litoraleño en el que vive. Cuando Juan muere y sus hijos deben hacerse cargo de sus cosas, uno de ellos, Miguel, se interesa particularmente por esos rollos. Pero, al ordenarlos, descubre que falta uno y se embarca (a veces, literalmente) en su búsqueda. En su empresa él y su hermano conocen muchos secretos de su padre como artista y como persona y esto los ayuda a conocerse un poco más a sí mismos. Compré este libro por su portada. El candado abierto de la tapa simboliza esa puerta que siempre estuvo cerrada y que de repente de abrió: la vida de Juan Salvatierra. Lo que todos pensaban que era solamente un galpón resultó ser una auténtica caja de Pandora. Es interesante cómo Salvatierra influye en la vida de sus hijos incluso después de muerto. Salvatierra me hizo pasar por todos los estados de ánimo. Lloré, me reí a carcajadas, tuve palpitaciones. La novela se vuelve cada vez más y más atrapante e imposible de dejar. Uno termina deseando que sea tan extensa como la pintura de Salvatierra.

Nadie narra sucesos cotidianos de esa forma. Su nivel de descripción. Yo vi esos dibujos. Hermosa historia.

Una novela de texturas, de formas, de colores. Escrita en un lenguaje sencillo, con capítulos cortos y una trama que atrapa desde la primera página y hacen que no se pueda soltar fácilmente. En algunos momentos me recuerda la forma de escribir de Sacheri. Si puedo criticar algo, siguiendo el principio de la pistola de Chéjov (de no colocar elementos que luego no se desarrollan), creo que hay algunas cosas que daban para más (el tema del galpón, el sobrino de Ibañez, no quiero dar muchos datos para quien no la haya leído). Es lo primero que leo de Mairal y no va a ser lo último, realmente me gustó mucho su forma de escribir.

Creo que "La uruguaya" es mucho más, esta novela corta se me hizo algo lineal y simplona, sin embargo, en el modo no engolado que tiene Mairal de narrar, también se hace agradable la lectura y se disfruta.

Acepto que me gustan mucho las buenas novelas cortas, como ésta y La Uruguaya. Es una gran historia.