El presente ensayo, cuya pretensión no es otra que repensar el arte moderno desde esa perspectiva, arranca, precisamente, ahí -en el Neoclasicismo-, y lo hace poniendo el acento en la exaltación narcisista -exaltación del yo-, que sigue a ese momento de quiebra en el que el ser humano comienza a vivir sus emociones desconectadas de su razón, o su razón desconectada de sus emociones.