La primera parte del libro me ha parecido lenta y algo tediosa aunque, es cierto que después, la autora reconduce la trama con todas las historias latentes por debajo. Buscaba un libro sobre Irlanda y me animé a leerlo, simplemente o gracias, por su título. La historia empieza cuando Kate envía a su hija Sabine a pasar el verano a casa de sus padres. Para Sabine supone un trauma cambiar Londres por una zona rural de Irlanda con unos abuelos a los que apenas ha visto. Relaciones rotas, sentimientos encontrados y enfrentamientos familiares se ven reflejados entre los distintos personajes de este libro.