Ernesto no está dispuesto a esperar para ser mayor. Se lo ha pedido a un genio que acaba de salir de su taza de cacao caliente. Al genio no termina de gustarle este deseo, pero Ernesto no quiere ceder ni un ápice... Desde un deseo experimentado por todos niños, este relato nos hace reflexionar sobre lo bueno de cada edad en cada momento de la vida.