La economía orientada al crecimiento y al beneficio ha favorecido la proliferación de empresas que se han demostrado incapaces de asumir el cambio que supone la nueva sociedad del conocimiento. Son empresas regidas por la tiranía del resultado, con una hipertrofia organizativa que genera jefes tóxicos y empleados resignados. ¿Qué harías si no tuvieras miedo? plantea el cambio de reglas que impone dicha era del conocimiento y la necesidad de orientar a las empresas hacia la auténtica creación de riqueza, fomentando la aparición de líderes con vocación de servicio y de colaboradores comprometidos. Empresas que dejarían de regirse, en definitiva, por el tener para centrarse en el ser.
Hay que leerlo con disposición, en definitiva este tipo de libros siempre tiene demasiado por enseñar. Su contenido es explícito, nos adentra en el tema de las organizaciones, de la economía, de las transiciones en las eras agrícolas, industriales, y ahora nuestra nueva era, la tecnológica, de cómo hemos tenido que afrontar y tendremos que afrontar las nuevas tendencias de la economía. Hay algo preciso que nos recalcan, tienes que estar dispuesto a aprender, desaprender y reaprender. Nos cuenta y nos adentra que Vendrá un tiempo donde la pirámide de la economía estará manejado sólo por mentes creativas, ya que la mano de obra será movida por máquinas, El tema del dinero esta super presente y actualizado, un abrebocas de lo que vendrá con las criptomonedas y el mundo virtual. Otro ítem es sobre el desgaste social, las mentes van a necesitar estar en tranquilidad, buscar meditación, despertar espiritual, buscaremos todo la respuesta que tendremos dentro, por que las redes se seguirán apoderando aún más de todo lo que somos, pensamos, vivimos, el agobio y manipulación no tendrá control.
Por más absurdo e inverosímil que nos parezca, formamos parte de una sociedad que diseña y fabrica envases de plástico —que tardan 400 años en desaparecer— para almacenar en estanterías durante dos meses un producto que consumimos en dos minutos.
Cuándo un agricultor quiere obtener un tipo de fruto, echa en la tierra la semilla correspondiente. Del mismo modo, si anhelas un determinado fruto en tu vida, es imprescindible que plantes la semilla adecuada. En este caso, la semilla es tu pensamiento, y la tierra, tu mente.