Esta pequeña, casi diminuta novela (que de hecho llamamos “novela” más por su estructura que por su extensión), transcurre, como todos los textos de Zui Long -tanto relatos como ensayos- en el Reino de Hacia: construcción espacio-temporal inclasificable, en la que conviven elementos arcaicos y modernos, tan cerca de palacios medievales o del paisaje social de la Dinastía Tang como de una distopía post-industrial sórdidamente occidental.