¿Por qué nos cuesta tanto definirnos como personas plenamente felices? ¿Por qué los estados de placidez que vivenciamos son tan breves, tan fugaces? La respuesta es muy sencilla: nuestra felicidad depende en gran medida de factores externos a nosotros y nuestro bienestar de lo que sucede a nuestro alrededor. Estamos en manos de miles de elementos que, nos guste o no, lo aceptemos o no, resultan absolutamente incontrolables