PROSAS APÁTRIDAS

Prosas, porque estas 200 reflexiones están escritas en esa forma literaria. Y Apátridas, porque estos textos breves y muy breves no tienen un género literario que las albergue, no son ni narraciones propiamente dichas, ni son teatro, ni poesía y están lejos de ser ensayos o poemas épicos. De modo que, pese a la riqueza literaria que poseen, no entran en ninguna de estas clasificaciones. Así que, el autor se permite la licencia de hablar de temas diversos, teniendo como única herramienta para ello su inteligencia y su aguda ironía. Así, tenemos aforismos que exploran una gama de temas como el amor, la soledad, el vicio, la sociedad, el absurdo, el fracaso, el sexo, las mujeres, los libros, la intelectualidad, la cultura, etcétera. Ribeyro, quién fuera el mejor cuentista peruano del siglo XX, nos permite adentrarnos en su mente brillante y perspicaz que rehuía de conceder entrevistas, y nos concede conocer, en sus reflexiones, la idea que tenía de la vida en la época en que habitaba París. El libro como conjunto me provocó buenas risotadas por partes y sin duda, gracias a la agilidad de su prosa, lo he disfrutado de principio a fin. Sin duda es un libro que se puede abrir al azar y tras leerlo, no decepcionará porque es atemporal y sobre todo, entretenido.

Prosas apátridas es uno de los mejores descubrimientos que he hecho en mi vida de lector. Ribeyro tiene esa capacidad para hacernos perfectos voyeurs de su vida. Son 200 prosas, pensamientos, impresiones, consejos, peroratas, en fin, son 200 formas de adentrarnos en un mundo que, si bien toma como principio su vida, puede ser la nuestra. Eso es lo que mas resalto de estos textos. Además, podemos volver a ellos cuando queramos, simplemente abrir al azar y leerlos. Algo así como lo que las editoriales hicieron con El libro del desasosiego de Pessoa, leerlo al azar, es darle vida. "La única manera de continuar en vida es manteniendo templada la cuerda de nuestro espíritu, tenso el arco, apuntando hacia el futuro".

Quisiera leer la obra, porque me parece muy interesante.

Un conjunto de "prosas" metafísicas y filosóficas que no tenían cabida exacta en la obra de Ribeyro y por eso las llamó "apatridas". Una muestra de la prosa 52: "Viajar en un tren en el sentido de la marcha o de espaldas a ella: la cantidad física de paisaje que se ve es la misma, pero la impresión que se tiene de él es tan distinta. Quien viaja en el buen sentido siente que el paisaje se proyecta hacia él o más bien se siente proyectado hacia el paisaje; quien viaja de espaldas siente que el paisaje le huye, se le escapa de los ojos. En el primer caso el viajero sabe que se está acercando a un sitio, cuya proximidad presiente por cada nueva fracción de espacio que se le presenta; en el segundo, solo que se aleja de algo. Así, en la vida, algunas personas parecen viajar de espaldas: no saben dónde van, ignoran lo que las aguarda, todo los esquiva, el mundo que los demás asimilan por un acto frontal de percepción es para ellos solo fuga, residuo, pérdida, defecación."

Breves relatos que de alguna manera te acercan más el pensamiento de las personas comúnmente vividas por nosotros mismos como sensaciones únicas pero Ribeyro nos recuerda de qué somos iguales o al menos en sus formas