El trabajo diario de investigadores genera una colosal fuente de concimiento que debe ponera al servicio de la comunidad con garantías. Pocas son las tareas que se realizan sin conocer las reglas que las rigen. Resulta incomprensible que la protección de los resultados de la actividad investigadora, que tiene unas reglas muy específicas, sea la gran desconocida para las propias personas que trabajan en este campo.