Esta novela de John Irving, situada en la primera mitad de nuestro siglo, cuenta la historia del Dr. Wilbur Larch -santo varón y obstreta, eteradicto y abortista, director de un orfanato- y la de su huérfano favorito, Homer Wells, quien nunca consigue ser adoptado. El Dr. Larch siente la obligación moral de liberar a las madres pobres de un embarazo no deseado, antes que admitir en un asilo a sus hijos abandonados. Homer Wells, a quien Larch quiere como a un hijo, al crecer se niega en cambio a «acabar con una vida humana». La novela es, claro, mucho más que un libro sobre el aborto, aun así tratado por Irving con un excepcional conocimiento histórico, médico, legal, filosófico y moral ; es también una saga en la mejor tradición del siglo XIX -y de Irving-, que sigue a varios personajes peculiares, todos mal nacidos, marcados por su extrañeza en esta tierra, pero todos héroes, auténticos príncipes y reyes de su propia existencia
En los 2 primeros capítulos de este libro el autor argumenta de manera impecable la razón por la cual el Dr. Larch decide ayudar a mujeres de pocos recursos que quieren hacerse un aborto, a la vez que dirige un orfanato. Describe una sociedad en la cual se deja en evidencia que ante la misma circunstancia de un embarazo no deseado, las posibilidades económicas hacen la diferencia entre que el hecho pase inadvertido o que se ponga en riesgo la vida de la mujer. El tema es abordado con gran respeto hacia la mujer y sin juzgar las circunstancias que la rodean.