El 21 de agosto de 1843, el gobierno presidido por el progresista Joaquín María López, con el literato Fennín Caballero como ministro de la Gobernación, otorgaba a la ciudad de Málaga los títulos de "siempre denodada" y "La primera en el peligro de la libertad", que a partir de entonces se añadieron a los que ya gozaba de "Muy noble y muy leal"l. La razón: el protagonismo de los malagueños en los levantamientos que precipitaron la caída del general Baldomero Espartero como regente de España el verano de 1843. Como en otras muchas ciudades y poblaciones españolas, en aquellos acontecimientos participaron moderados, progresistas y demócratas, unidos todos ellos por su oposición al autoritarismo del duque de la Victoria. Como tenían en común casi todos ellos su extracción burguesa y su participación en algunas de las instituciones locales, antes o después de aquellos levantamientos. Pero más allá de esas coincidencias, unos y otros tenían orígenes sociales y geográficos distintos, como tenían diferentes actividades económicas y recorrerían también dispares itinerarios políticos. Universos distintos que ejemplifican claramente los nombres de Manuel Agustín Heredia y de Antonio Verdejo. Industrial y comerciante nacido en Carneros, pero afincado tempranamente en Málaga, el primero fue concejal en las corporaciones de 1831 y 1833 dentro de las filas moderadas, por las que se presentó a las elecciones de 1838 como candidato del partido monárquicoconstitucional, siendo el firmante en 1841 de un folleto crítico con la política económica librecambista adoptada por Espartero y comisionado en 1843 por la Junta de gobierno para negociar la oposición de los malagueños a Espartero'' particularmente en el ayuntamiento, de cuyas corporaciones formaron parte.