PRIMER AMOR, ULTIMOS RITOS

Sólo había leído de este autor "Chesil Beach" y me había gustado muchísimo, por lo que me animé a este de relatos... La verdad es que no es para nada lo mismo, sin embargo, a su manera, también lo disfruté. En "Primer amor, últimos ritos..." encontramos relatos breves donde hay historias extremadamente perturbadoras y a la cual las acompañan personajes terriblemente perturbados, al nivel de las náuseas o de tirarlo por la ventana por lo desagradable, en momentos. Pero creo que la sorpresa pudo mucho más... Leyendo tanto, llegó un momento en que empecé a calificar por encima del resto al que autor que me sorprende y me resulta original, por más que sus historias sean desagradables. El primer relato "Fabricación casera", me repugnó, dudo que pueda olvidarmelo en mucho tiempo, y si una novela o un relato breve logran eso, es el elixir para mí. Creo que la escritura del autor es magnífica y, si tolerás la náusea y las temáticas fuerte verás que te maneja muy bien por un cuento hasta su cierre, te lleva de la mano de una manera ejemplar, como no muchos escritores logran hacer.

No es fácil esta reseña, McEwan nunca deja indiferente y menos con estos 8 relatos, su prosa no decepciona. Sin embargo los temas que toca remecen en lo más profundo, son feos, duros, oscuros y sórdidos, en alguno de ellos se esboza un poco más luz que nace de los niños protagonistas. De todos los relatos me quedo con la magia de geometría de sólidos, inpesado... Si eres muy sensible este libro no es para ti

No apto para sensibles. En 8 relatos, McEwan nos sumerge en un viaje de personajes desesperados e ingenuos. Rayando en otros casos el límite de lo perverso. El sexo es el hilo conductor de las historias, además de la narración algo perversa y cruda. Mal escrito no está, por el contrario, su prosa es pulcra, pero es de esos libros que te deja con una sensación amarga por su temática. Es tal cuál lo que dice en la sinopsis.

McEwan es "raro". Tiene un modo "catarático" de relatar que me agrada. Es enroscado y oscuro. En Primer amor, últimos ritos, el cuento Mariposas se relaciona con una temática jodida que es el abuso de menores. Eso me recuerda un cuento de Saer, otro de Bukowski... Es todo un desafío literario ponerle rostro a una basura humana.