De parece que la prohibición de comerlo es bastante extraña. Puestoque Dios concedió la razón al hombre, debía parecerle bien que se instruyese,¿o acaso prefería que su servidor fuese un ignorante? Desearíatambién hablar con la serpiente, tan ingeniosa ella. Anunciar únicamentela moral, ¿no sería prestar un servicio a los hombres? Esa moral es tanpura, tan santa, tan universal, tan clara y tan antigua, que bien debe provenirdel mismo Dios, como la luz que entre nosotros se tiene por suprimera creación. ¿Permitiréis que anuncie estas verdades a la noblenación española?