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POR EL CAMINO DE SWANN (EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO #1)

MARCEL PROUST

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8,2

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Sinopsis de POR EL CAMINO DE SWANN (EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO #1)

El primer título del ciclo de En busca del tiempo perdido, la experimental obra de Marcel Proust. Esta primera entrega se abre con el pasaje más célebre de los que escribió Marcel Proust. La evocación de la infancia del narrador en Combray le permite recobrar una serie de personajes que llenaron sus primeros años de existencia (su madre, su abuela, la tía Leoncia, etc.), así como también el lugar donde transcurrió dicho período. Pronto cobran nitidez en la evocación del narrador los paseos cotidianos de niño: el camino de Méséglise (que le retrotrae, a su vez, al recuerdo de los personajes que lo poblaban, como Swann, su hija Gilberta y el músico Vinteuil), y el camino de los Guermantes (que conduce hasta un espacio habitado por unos aristócratas cuyas vidas son demasiado irreales para el conocimiento del mundo que poseía aquel niño). Rememora la relación amorosa entre Swann y su futura esposa, Odette de Crécy. La mala reputación que goza ésta entre la alta sociedad, lo obliga a frecuentar otros ambientes, como la casa de los Verdurin, unos nuevos ricos que encarnan los anhelos de ascenso social. En la última parte de esta primera entrega, el narrador ya se recuerda a sí mismo como ese adolescente angustiado por su pasión amorosa hacia Gilberta, la hija de Swann.

12 reseñas sobre el libro POR EL CAMINO DE SWANN (EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO #1)

Una obra escrita a principios del siglo XX, por un autor absolutamente desconocido y alzado al lugar donde solo hay morada para los mejores, tras la publicación del segundo volumen de su monumental obra “En busca del tiempo perdido”. La novela tiene un marcado carácter autobiográfico, que se envuelve y ordena a expensas del ensueño y la rememoración de un joven, que nos reunirá para explicarnos su mundo y su vida en él. Viene precedida por una anticipación decididamente notable y decisiva, Proust nace y es amamantado con la dulcísima y nutricia leche que emana de los pechos de la burguesía, con una envidiable posición económica y social. Este pues, será el retrato primigenio e imprescindible de familia para que pueda hacerse efectiva, promoverse y proyectarse la vida literaria de Proust. El azar y lo que el autor dio en llamar, en múltiples ocasiones, memoria involuntaria, será el motivo fundacional que trazó la trayectoria, cuya punta de flecha dio en pleno blanco, creando en nuestro autor la imperiosa necesidad vital de convertirse en escritor. Tratamos la obra de un hombre enfermizo, sensible, tierno, dependiente, egocéntrico e hipocondríaco, cuya novela reflejará convenientemente las limitaciones a las que su carácter le enfrentaban. Marcel Proust, aquejado de un asma con pronóstico grave, estuvo confinado desde niño en una imposibilidad persistente para llegar a vivir una vida físicamente plena. El carácter, el asma y sus múltiples limitaciones emocionales se mostraban cada día más insidiosas, agotando sus fuerzas, que lo dejaban completamente extenuado tras sufrir un ataque. Quizá aquel día, que ni siquiera tuvo que ser el peor entre tantos otros, fue el que dictó su futuro. Hizo tapizar las paredes de su cuarto con láminas de corcho para darse un mayor aislamiento y facilitarse una concentración extra que acompañara mejor su tarea de escribir, así, desde la lejanía con el mundo exterior y cercando su mundo interior, Proust escribió su obra universal “En busca del tiempo perdido” Esta primera parte quiere y no hace más que reflejar, completar y hacer entender mejor aquello que acontece en “Por el camino de Swann” . Recuerda, saca, rescata del oscuro mundo de las telarañas una taza humeante en la que se han infusionado unas hierbas, un dulce en forma de magdalena con el que mojar el líquido, un olor perfumado, un recuerdo lejano de lo mismo que se hace fuerte, que insiste y persiste en ocupar los intersticios del alma, que claman por hacerse letra, palabra, frase, novela. El color va ganando al negro, las telarañas que atan los recuerdos arden como finísima gasa. El recuerdo ya es puro presente, la novela inicia su andadura. Es capaz de mostrarnos sin ningún atisbo de pudor la dependencia enfermiza y celosa que siente por su madre, dependencia que su padre intentará reprimir y corregir infructuosamente. Proust es todavía un niño cuando reconoce en su inmenso dolor, el de otro ser. El joven Proust se iguala en su pena con el hombre Swann. Proust ama, necesita y siente celos de todo lo que pueda apartarle de su madre, siempre necesita más. Swann siente ese mismo nudo, esa misma inquietud, esa profundísima tristeza, esos celos capaces de convertirlo en un pobre ser taimado, dependiente y perdido para sí mismo. Esta será la consecuencia del amor que siente por Odette de Crécy, la puede perseguir hasta el infinito sin presentir ni dase cuenta, de que él es el infinito donde ella le esperará mucho más tarde. Swann, una figura singular que ocupará un amplísimo espacio en la obra, es un hombre que posee la llave que abre los salones, las puertas de las casas de los nobles, de los aristócratas y de los solo ricos, es un hombre mundano y calavera, despreocupado y vividor que reconoce y dice “y pensar que he perdido los mejores años de mi vida y que he deseado incluso la muerte y todo por una mujer que no me gustaba y que ni siquiera era mi tipo,” esta será Odette de Crécy . Está repleta de personajes que se van a negar a recibir el apelativo de contingentes porque sienten que son necesarios, como la madre, el padre, Odette, Albertine, Gilberta, Charlus, Francisca, Duquesa y Duque de Guermantes, El grupo de los Verdurin, tía Leoncia y tantos otros. Una novela rebosante de esplendor y de belleza de un modo continuado, no deja escapar la posibilidad de tomar la excelencia de la palabra, en ningún momento parece negarse a que la hermosura más exultante desaparezca. Repleta de frases largas, sin puntuación, que a veces nos cuesta no llegar a sentir una ligera sensación de anoxia, El libro recoge letras, con ellas va organizando palabras para concluir frases que nos acercan al azul, al amarillo, al rojo, que se mezclarán para dar el atinado color poético que se imprime en esta obra. Nos propone una enseñanza y un placer que persisten inmaculados y traspasando el paso del tiempo con extraordinaria solvencia y reconocimiento intelectual. Leer a Proust es querer más Proust.


Este primer tomo de "En busca del tiempo perdido" es un GRAN VIAJE. Una nave a la que Proust te sube en las primeras páginas y no te baja hasta terminarla. Leer reseñas e incluso hacerlas queda extremadamente corto ya que es toda una experiencia leerlo, vivirlo y sentirlo más allá de lo que puedan decir de él. Esta compuesta de una primer parte que  requiere toda nuestra atención, es bastante compleja y sin embargo maravillosa. En ella, transcurre la niñez del protagonista. Una niñez cargada de angustia y profundos ataques de ansiedad por la noche, antes de dormir, que no termina de comprender; lo que desencadena de alguna manera todos los recuerdos que se van a ir desenvolviendo a lo largo de la novela. También veremos asomarse una preadolescencia con todas las curiosidades que eso acarrea. De esta manera comienza el safari de recuerdos y experiencias con su familia y todas las personas que se relacionan con ella. Proust nos lleva por arboledas, por atardeceres, por tormentas, por tierras y caminos entrando en detalles sensoriales que te trasladan y te hacen vivirlo con el protagonista. Aromas, sabores, y sensaciones de toda índole. Una segunda parte más ligera (o que al menos yo entiendo así) ya que se centra principalmente en la "historia de amor" de Swann y Odett, personajes que el narrador describe de manera excepcional y jugando mucho con la idea de las clases sociales en la época. Las inseguridades de Swann, los celos enfermizos y demás detalles que le dan a la historia mucha tela que cortar. Pero más alla del argumento en sí, que va apuntando a distintos personajes y distintas historias (imagino, en el resto de los tomos) siento que principalmente apuntó a describir la Francia de esa época y representarla através de los personajes. El rol social y de clases del cual el autor tenía mucho que contar y hace de una manera célebre.


Me gustaría poder decir que me fascino, que Proust es maravilloso y todas las cosas “correctas” que se supone debería haber experimentado después de haber leído los 7!!!! Tomos de en busca del tiempo perdido. Lamentablemente no me ocurrió nada de eso, es más; sigo aún buscando recobrar el tiempo que perdí leyéndolo. Tengo la manía de no poder abandonar un clásico, así que si, odie los siete (el primero no tanto), pero aún así los leí. Es denso, aburrido, repetitivo al punto que no me interesa si la prosa es fenomenal. El primer tomo; Por el camino de Swann me pareció por lejos el mejor; esta bien. Swann tiene todo lo que no tiene el protagonista, tiene encanto, tiene pulso por dios! Está vivo! Esta parte particularmente se lee más fácil y no tiene el problema de volverse repetitiva como pasa luego. A esta altura el protagonista no parece tan patético como me resultó más adelante. Si esto fuese todo estaría bien, pero no, es una séptima parte de la obra. Yo no lo recomendaría, tal vez si leer este único tomo, para leer a Proust, para conocer su Prosa, y tal vez tienen la suerte de ser de las personas que lo disfrutan y les parece sublime y continúan, pero embarcarse y leer los siete tomos, como yo, por “obligación”, porque sienten que algo bueno tiene que tener y que es uno el que no está pudiendo verlo y sigo para ver si lo entiendo, no. Puedo estar muy equivocada, algún “entendido” puede pensar que soy una ignorante, pero lamentablemente esto es lo que me paso y se los cuento porque no debo ser la única persona que se aburrió y lo termino odiando. Escribiendo esta reseña me acorde de una frase que cité en la reseña del Canon Occidental de Harold Bloom: “Una crítica literaria que no ya un lector culto, sino ni siquiera un escritor culto pueda leer sin hacer un curso previo es un despropósito”. En este caso Bloom se refiere a los críticos, y creo que este es un libro para críticos más que para lectores cultos. Críticos que estudian la vida del autor, el contexto de la época, y justifican toda la obra muchas veces haciendo asociaciones entre Proust, su familia, y su vida y cada personaje que no se si si a Proust se le ocurrirían. Ejemplo, afirmaciones como que Proust escribía con frases largas y con un tipo digamos de cadencia porque el era asmático y su prosa es así porque imita el asma .... Que quieren que les diga, a mi me parece un divague y lo digo a riesgo de que me tilden de bruta. Escribiré después en cada tomo aspectos puntuales, (si tomo el valor de repasarlo), pero en el global la obra, es agobiante, aburrida, tediosa, el protagonista es patético pero no logra conmover, no es fácil identificarse con él. Y ojo; me comí el Ulises de punta a punta, y me costó, pero lo entendí y estoy feliz de haberlo leido, fue enriquecedor, no es que no esté acostumbrada a lecturas arduas; pero este libro no me dice nada, o si, me representa tiempo perdido, el mío. Es un “súper clásico” pero tiene al día de hoy (23/09/2018) una sola reseña, que dice “un genio”. Tal vez es como el Ulises que todos lo aman pero nadie lo leyó. Conclusión, si quieren prueben; si realmente les gusta sigan pero les diría a los que empiezan el segundo tomo y no le encuentran el encanto abandonen; no sigan pensando que mágicamente toma sentido porque no, de hecho va empeorando y siendo cada vez más repetitivo y tedioso. Bueno ya está, lo dije .... Nota: Esta es la misma reseña que publiqué en “En busca del tiempo perdido” y copio acá porque es útil particularmente para este tomo, el primero. “Por el camino / lado de Swann” no tienen de hecho ni una reseña, salvo esta.


💙🤍💔🇫🇷 Hacía tiempo que no disfrutaba con una prosa como la de Proust, ha penetrado por las fisuras de mi intelecto refrescando su interior y desempolvando los rincones adormecidos y recónditos.


Me anime a leer este libro por la multitud de referencias que hacían de él en otras lecturas y por la recomendación expresa de un buen amigo, he de decir que me ha sorprendido, es un libro para leer con lentitud y en dosis pequeñas para saborear su extraordinaria grandeza, de hecho lo he ido alternando con otros libros por mucho tiempo para no propiciar su abandono. La novela se divide en tres partes: una de ellas es una novela dentro de otra novela, dedicada a Charles Swann, las otras dos partes son una evocación a la nostalgia de la infancia y juventud del protagonista, penetrando en la psicología del ser humano de una forma maravillosa y exquisita. Obra llena de sensibilidad que conforma una mágica combinación de infinitas reflexiones sobre el amor, el sufrimiento, los celos, la filosofía, el impresionismo… Junto a los recuerdos, también las sensaciones protagonizan esta obra, presentes y contagiosas para el lector a través de las minuciosas descripciones de personajes, lugares, flores y ambientes. Los sentimientos son también desgranados con lentitud y extremo celo por Proust a través de su protagonista y paralelamente al plano existencialista de este, aparece un escenario social que retrata a una burguesía decadente en la cual el código moral se rige por la hipocresía en su máxima expresión. Así pues es una obra no aconsejable para quien busque acción, entretenimiento y lectura fácil porque esta joya de la literatura universal reposa su inmovilidad en beneficio de la descripción, la reflexión y las sensaciones.


(...)" Y las buenas gentes del pueblo y sus viviendas chiquitas y la iglesia y combray entero y sus alrededores, todo eso, pueblo y jardines, que va tomando forma y consistencia, sale de mi taza de té". Lo primero que me sale decir después de leer este libro es que me encontré con una obra mayor de la literatura. Quedé maravillado. La Prosa de Proust es difícil, oraciones largas que obligan a retroceder y releer constantemente. Pero lo que escribe es impresionante. El autor escarba en el pasado, buscando y tratando que no se escape ningún detalle, a pesar que "los caminos, los paseos, desgraciadamente, son tan fugitivos como los años". El libro se divide en tres momentos. El primero, y el que más me gustó, se llama Combray, en alusión al pueblo donde el protagonista pasa sus vacaciones. La descripción de los personajes es maravillosa, destacando la tía Leoncia y Francisca, la sirvienta. Cuenta los paseos, cenas familiares, y acontecimientos del pueblo. Aquí aparece el fragmento de la famosa magdalena, cuyo sabor lo transporta a este período de su vida. Aquí también aparece Swann, el que será el protagonista de la segunda parte, donde se narrará la tormentosa historia de amor entre éste y Odette. Y una tercera parte, más corta, con nuestro protagonista en París y enamorado de la hija de Swann. Se que no es una lectura fácil, y a muchos tal vez hasta la encuentren aburrida. Pero vale la pena el esfuerzo de dejarse llevar por el ritmo de esta historia.


He leído solamente Por el camino de Swann para tener una ligera idea de cómo escribe Proust. En su momento, mi juventud, lo disfruté, a pesar de la lentitud y de las largas descripciones.


Es difícil reseñar la séptima parte del libro más largo del mundo (aunque ésta sección conste de más de 900 páginas). Para empezar, es difícil de calificar el género, ya que, al ser una primera división del texto total, no es posible distinguir un relato o una historia. Sin embargo, es admirable el entramado de reflexiones (filosóficas, psicológicas y sociales) en anécdotas familiares y hermosas descripciones (naturales, de eventos y de personas). En este primer volumen, los personajes parecen débiles y vacuos, sostenidos apenas por lo frondoso del lenguaje en el que se desarrollan. Otro elemento que llamó mi atención es la percepción infantil, que deduzco autobiográfica, desde donde parte una visión familiar campestre y la inserción, aparentemente inconexa, del capítulo dedicado a la tormentosa y casi incomprensible relación de un sofisticado caballero de finales del siglo XIX con una mujer de mala reputación social, para desembocar en la perspectiva de aquel niño en su interacción con esa pareja en medio de la vida parisina. Este primer acercamiento a Proust no me deja ansioso de continuar "En Busca del Tiempo Perdido", aunque puedo rescatar pasajes citables y un estilo de escritura novedoso para mí.


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FRASES DEL LIBRO POR EL CAMINO DE SWANN (EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO #1)

"El recordar una determinada imagen no es sino echar de menos un determinado instante, y las casas, los caminos, los paseos, desgraciadamente son tan fugitivos como los años."


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