No cabe duda de que la poesía de Alberto Caeiro (1889-1915) marca la línea que subyace a toda la obra pessoana. Caeiro, reconocido como el Maestro por todos "los del grupo", nace como el poeta de la espontaneidad, del candor y del instinto. Su voz, visceralmente vivencial, construida a partir de las impresiones recibidas de su permanente contacto con la naturaleza, tiene la fuerza indomeñable de la autenticidad, la energía telúrica de la voz de la tierra. Según nos cuenta Álvaro de Campos, recibió tan sólo la enseñanza primaria, y se pasó casi toda su vida en una finca de Ribatejo, ajeno a todo salvo a la luz unánime del día. Alberto Caeiro se opone radicalmente a todo sistema filosófico, puesto que cualquier filosofía parte de unos principios que enturbian la pura contemplación de la realidad: "No es suficiente no ser ciego / para ver los árboles y las flores / es necesario también no tener filosofía alguna / con filosofía no hay árboles: hay ideas tan sólo".
Alberto Caeiro ,uno de los heteronimos de Pessoa, ama la Naturaleza y la simplicidad de cuanto le rodea. Mi libro preferido de Pessoa.
" No tengo ambiciones ni deseos. Ser poeta no es una ambición mía. Es mi manera de estar solo."
Saludo a todos los que me leen,/ Agitando el sombrero ancho/ Cuando me ven en mi puerta/ Apenas la diligencia se levanta en la cima del otero./ Los saludo y les deseo sol,/ Y lluvia, cuando la lluvia es necesaria/
Y que sus casas tengan/ Al pie de una ventana abierta/ Una silla predilecta/ Donde se sienten leyendo mis versos./
Yo nunca guardé rebaños/ Pero es como si los guardara./ Mi alma es como un pastor,/ Conoce el viento y el sol/ Y anda de la mano de las Estaciones/ Siguiendo y mirando./ Toda la paz de la Naturaleza sin gente/ Viene a sentarse a mi lado./
Y que al leer mis versos piensen que yo soy cualquier cosa natural: por ejemplo, el viejo árbol a cuya sombra, de niños, se sentaban, cansados de jugar, limpiándose el sudor de la cabeza ardiente con una manga del mandilón de rayas."
Mi deseo fue estar al sol o bajo la lluvia. Al sol cuando había sol, Cuando llovía bajo la lluvia (Y nunca de otro modo), Sentir calor y frío y viento Y no ir más lejos.