«Antes de nada hay que distinguir entre el arte que nos incita y excita, y el arte que nos eleva y suprime. Y después, saber que el uno existe para huir del otro». En este aforismo o, si se quiere, en esta breve poética, se encierran el secreto y el anhelo de toda la obra de José Mateos –Jerez, 1963– una obra que no se ciñe sólo a la poesía, objeto de esta antología, sino que abarca también la filosofía, con libros como Soliloquios y divinanzas, La razón y otras dudas o Silencios escogidos, el relato, como demuestra el libro Historias de un Dios menguante, o la pintura, que lejos de ser un divertimento, en José Mateos es una prolongación poética, una poesía que se pinta a sí misma. Aunque él diga que «como pintor soy un verdadero fracaso: ni siquiera logro rozar lo que veo».