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Sinopsis de POESIA COMPLETA

Alimentado en la infancia y adolescencia con la savia de la tradición celta de su Gales natal, ya a los veinte años conmovió el ambiente literario de Londres con un libro que proponía una poesía mágica, oscura pero también natural e instintiva, sostenida por una personalidad capaz de proponerse como mito de una generación. Fue periodísta, guionísta cinematográfico y de radio, inigualable recitador y narrador, pero sobre todo, y siempre, poeta de impetuosa vitalidad. Incapaz de adoptar una norma de vida, murió a los treinta y nueve años, destruido por el alcohol. La personalidad poética de Thomas se distingue de la mayor parte de las voces del siglo por la originalidad de una dicción en la que se funden, sobre el sustrato celta, los movimientos y redescubrimientos más significativos del siglo, desde los surrealistas franceses hasta el visionario de Blake y las metáforas audaces de los metafísicos del siglo XVII.

1 reseñas sobre el libro POESIA COMPLETA

No necesito escribir una, este poema propio del autor habla por si mismo. No entres docilmente en esa noche quieta No entres dócilmente en esa noche quieta. La vejez debería delirar y arder cuando se cierra el día; Rabia, rabia, contra la agonía de la luz. Aunque los sabios al morir entiendan que la tiniebla es justa, porque sus palabras no ensartaron relámpagos no entran dócilmente en esa noche quieta. Los buenos, que tras la última inquietud lloran por ese brillo con que sus actos frágiles pudieron danzar en una bahía verde rabian, rabian contra la agonía de la luz. Los locos que atraparon y cantaron al sol en su carrera y aprenden, ya muy tarde, que llenaron de pena su camino no entran dócilmente en esa noche quieta. Los solemnes, cercanos a la muerte, que ven con mirada deslumbrante cuánto los ojos ciegos pudieron alegrarse y arder como meteoros rabian, rabian contra la agonía de la luz. Y tú mi padre, allí, en tu triste apogeo maldice, bendice, que yo ahora imploro con la vehemencia de tus lágrimas. No entres dócilmente en esa noche quieta. Rabia, rabia contra la agonía de la luz. Precioso...