PERFUME DE HIELO

YOKO OGAWA

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Sinopsis de PERFUME DE HIELO

Con el estilo poético y distanciado que la caracteriza, Yoko Ogawa nos ofrece otra historia tan inolvidable como la de su conocidísima novela La fórmula preferida del profesor, que se convirtió en un best-seller en su país y en el resto del mundo.Tras el inesperado suicido de su novio, perfumista en Tokio, la joven periodista Ryoko cobra conciencia de lo poco que sabía de él. ¿Quién era Hiroyuki, el joven con el que vivía desde hacía un año? Pero, sobre todo, ¿por qué se suicidó al día siguiente de celebrar apasionadamente su primer año de vida en común? Para entenderlo, la periodista Ryoko decide realizar una investigación -gracias a los datos de la gente que conoció a su novio-, que se convertirá en un viaje al pasado de Hiroyuki, y que la llevará a Praga y a un misterio insondable relacionado tanto con el mundo de los olores como con el de las matemáticas. A través de múltiples hipótesis y búsquedas en los recuerdos propios y ajenos, Ryoko va explorando en la personalidad de Hiroyuki: una existencia llena de misterios, una realidad biográfica que era pura ilusión y una amenaza cuyo peligro sólo pudo entenderse demasiado tarde.

2 reseñas sobre el libro PERFUME DE HIELO

El novio de una periodista se suicida y ésta decide averiguar cual pudo haber sido el motivo. Esto le lleva a saber cosas que desconocia de su novio; que era muy bueno en patinaje sobre hielo y un genio en matemáticas. Para resolver el misterio hará un viaje a Praga. La Autora, con una prosa brillante-que te hace seguir leyendo- nos narra entre recuerdos y la acción presente la búsqueda de la identidad de una persona. Me sorprende la capicidad de esta escritora para plasmar la sicología de sus personajes. Brillante libro muy entretenido. La conclusión que saco es que a esta autora lo que le parece más importante que tiene cualquier persona es la memoria y lo único estable mientras vives son los recuerdos. Todo lo demás puede cambiar.


Al fijarme en las expresiones y los gestos de Akira, dejar de pensar en Hiroyuki. Sin embargo, no podía hacer nada con su olor. Akira olía igual que Hiroyuki. En realidad, lo había notado desde hacía más tiempo, pero intentaba no pensar en ello, pues me dolía la decepción que me llevaba al abrir los ojos sobresaltada, después de haber estado oliendo aquella fragancia con los ojos cerrados. Para ser más exactos, no era una sensación tan precisa como para poder hablar de olor, sino más bien una especie de indicio imperceptible, que me atravesaba en un instante el fondo del corazón. Era tibio, silencioso, y se parecía ligeramente al olor de los árboles. Yo había retenido ese detalle; cuando Hiroyuki me dirigía la mirada de repente caminando junto a mí; cuando me arreglaba el pelo despeinado por el viento; cuando acercaba mi oreja a su pecho.


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