Teatro de títeres: humildes muñecos movidos por la destreza de un anciano bondadoso... Pero seres humanos también, seres humanos que palpitan y bullen en la ciudad, dejando al descubierto sus propias miserias, sus inclinaciones, sus torpes sentimientos, sus mezquindades, sus odios, sus reacciones... En torno a un adolescente desamparado se agitan las pasiones de seres cuyas ruindades -fantochadas, hipocresía, ambición, crueldad, sueños engañosos- adquieren, a lo largo de la narración y por la lograda delimitación de los personajes, caracteres de símbolos, aunque sin perder en ningún momento su condición humana. Un hálito poético, como corresponde a la fina sensibilidad de la autora, anima todas las páginas de esta interesante novela, galardonada con el Premio Planeta 1954.
Gran y hermosa novela esta de Ana María Matute, la reina del adjetivo que maneja con asombrosa maestría. Es una historia tan humana, desarrollada en un ambiente sombrío, estrecho, opresivo, que a la vez destilada un cierto magnetismo mágico, rodeada subliminalmente por todo lo que parece negar y contradecir. Es la historia de varios sueños, que a la postre no es más que un sueño único que todos comparten de distinta forma, cada cual de manera tácita, silenciosa, atesorándolo en un recóndito, apartado y secreto rincón de sus corazones. Queda claro que la censura de la dictadura, imperante en aquel instante de la publicación de la obra, andaba sobrada de poder y corta de inteligencia y perspicacia. Hermosos ratos de lectura me ha proporcionado este libro.
Ha estado bien. Empecé a leerlo porque los s protagonistas tenían nombres vascos , aunque el pueblo donde transcurre la trama no se si es inventado. Parece un pueblo en el que todos actúan.
Reconozco que Ana María escribe bien pero no consigo conectar con sus personajes ni sus tramas...aunque este es interesante.