En Pedagogía de la autonomía, Paulo Freire vuelve sobre los temas que lo han ocupado a lo largo do su extensa trayectoria como profesor y como ensayista, en particular sobre aquellos aspectos que definen el alcance de la enseñanza. Con el vigor de la palabra oral y la precisión conceptual de quien revisa constantemente sus propias ideas, el autor sostiene que la tarea de enseñar no puede quedar reducida a la transmisión de contenidos o destrezas: por el contrario, debe avanzar un paso más, a fin de comprometer a los docentes y a los alumnos con su entorno social y cultural.La dimensión ética es la que permite integrar y respetar al otro comprender los cambios propios y los ajenos, reconocer la injusticia y trabajar para revertirla, construir un sentido de autonomía y responsabilidad personal. Por eso, no puede estar ausente de ningún vinculo, menos aún del que se establece entre quien enseña y quienes aprenden.
Este ensayo presenta las bases de un modelo educativo planteado en 1997, hace 15 años se gestó una evolución en la transmisión del conocimiento, sin embargo, desde ese día hasta nuestra época los cambios mas notorios han sido dilatados hasta limites que han perdido el sentido original dado en este ensayo. Las aulas educativas debían dejar de ser campos dictatoriales, donde el profesor tenia la absoluta certeza y sabiduría, donde era imposible que él no supiera algo y no tuviera derecho de fallar, para convertirse en centros de intercambio de conocimientos, donde se fomentara la investigación, el pensamiento critico y el autoaprendizaje guiado. Todos los puntos presentes en el ensayo reflejan la necesidad de humanización del docente, la complicidad con los alumnos para generar y gestionar el conocimiento, la necesidad de expandir el aprendizaje hacia mejoras sociales, de infraestructura y conocimiento del medio, buscar la integridad entre lo que se aprende, como se aprende y donde se aprende, como el mejor camino para la educación. Dejar el modelo hetero-educativo hacia la autoeducación hubiera sido uno de los mayores éxitos en la historia humana moderna, pero en algún punto, todo ese impulso se perdió para dar paso a un modelo educativo donde el alumno toma toda la obligación de instruir a sus congéneres y en el mejor de los casos construir conocimiento entre todos con la mínima intervención docente que aclara algunas dudas, en el peor de los escenarios el conocimiento no se construye y el docente esta obligado por la sociedad, administración escolar y padres de familia a otorgar una calificación que solo avala el paso del estudiante por un aula. En ambos casos, nunca se verifica la construcción de un pensamiento crítico, del desarrollo de lógica y sentido común, además que, por citar algunos ejemplos sencillos conocimientos tan básicos como la correcta escritura, acentuación y signos ortográficos resultan cada vez de menor importancia. Este ensayo debiera ser lectura obligatoria, no solo por docentes, si no también por dirigentes educativos, alumnos, padres y sociedad en general, para de verdad generar y gestionar un cambio.
Quien forma se forma y re-forma al formar y quien es formado se forma y forma al ser formado
Enseñar no es transferir conocimiento, sino crear las posibilidades de su producción o de su construcción.
Formar es mucho más que simplemente adiestrar al educando en el desempeño de destrezas