Si Víctor Hugo fue el poeta delñ escenario de París, de sus conmemoraciones, de las grandes corrientes de ideas que invadieron a sus ciudadanos y entraaron en la mezcla de su historia, si Sainte-Beuve descubrió el paisaje de los suburbios pobres y del París popular, Boudelaire ha extraído de ello su alma, un alma refinada y perversa, el alma de sus noches, el alma de su splee.