La percepción de la naturaleza en la historia ha ido evolucionando a medida que se redefinía el reparto de poderes entre el ser humano y el medio natural. Esta evolución viene motivada especialmente por tres motivos: el amplio conocimiento científico alcanzado sobre las «caóticas e irracionales» fuerzas de la naturaleza, la capacidad de predecir y paliar los efectos provocados por los fenómenos naturales y la concienciación sobre el grave daño provocado al medioambiente durante los procesos de industrialización y urbanización.