El 22 de noviembre de 1916, hace exactamente un siglo, Jack London, acaso el escritor estadounidense más célebre de su tiempo, fue encontrado muerto en Glen Ellen, su rancho en el condado de Sonoma, California. Tenía 40 años y había escrito 21 novelas, 20 libros de cuentos, 4 volúmenes autobiográficos, 22 libros de ensayos, 4 piezas teatrales y un importante número de libros de poesía. Ladrón de ostras en la bahía de San Francisco, cazador de focas en Siberia, vagabundo en los trenes de su país, buscador de oro en el lejano norte, corresponsal de guerra. Esta antología reúne cuentos que se apoyan en sus experiencias de casi un año en el territorio de Klondike, Canadá. Por ellos desfilan buscadores de oro, cazadores, comerciantes de pieles, jugadores, hampones, truhanes y asesinos.
Como volver a mi infancia, me sigue emocionado Jack London, cuentos que se viven. 11 cuentos escritos luego de su estancia en el norte como buscador de oro. Incluye el silencio blanco, y encender una hoguera ambos excelentes y algunos desde la perspectiva de los nativos relatando la invasión de la que fueron objeto. Y también la siempre disfrutable visión de los perros tan importantes para la vida en esas regiones en esos tiempos