Es la noche de Navidad, y Henry deambula por los salones de un inmenso apartamento del Upper West Side de Nueva York, confundiéndose con los demás invitados de una fiesta que parece no acabar nunca. De pronto, una voz lo sorprende: #Soy Clara#, sin más, anuncia una mujer joven y hermosa, y estas dos palabras, tan simples y firmes, bastan para intrigar a Henry. Luego, un cigarrillo compartido en la terraza y unas cuantas frases más los convierten en cómplices de una historia de amor única. Nosotros, desde las páginas del libro, acompañamos a Henry en los días que siguen a la fiesta, a lo largo de las ocho noches blancas que separan la Navidad de la celebración de Año nuevo. Ahí estamos, testigos privilegiados de las dudas del joven, de sus paseos solitarios en busca de Clara, de su desconcierto al verla de repente cuando todo parecía perdido, de su miedo al compromiso y sus ganas de entrega. Todo lo que suele caber en una gran aventura amorosa, aquí se destila en una semana inolvidable, un espléndido homenaje de André Aciman a las Noches blancas de Dostoievsky y a la mejor literatura amorosa de todos los tiempos.
Me declaro fan de André Aciman. Me encanta la forma en la que escribe. Hace que una historia comun que cualquiera de nosotros puede vivir, se convierta en algo romantico, deseable, poetico. Es hermoso. La historia, es sencilla y a su vez no podes parar de leerla, siempre te quedas con las ganas de mas. Es una historia de amor, Henry y Clara se conocen en una fiesta en nochebuena, y empiezan a salir, compartir gustos, compartir momentos, compartir miedos, pensamientos. Muy recomendable.
su presencia hacía que me gustara cómo había sido el día, que me gustara mi vida y mi forma de vivirla. Ella era el rostro de mi vida y de mi forma de vivirla, mis ojos abiertos al mundo que me miraba a su vez.