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Sinopsis de OCHO MILLONES DE DIOSES

Un hombre de fe obligado a desentrañar los más terribles crímenes, un joven samurái erigido en su protector, un viaje a través de un país castigado por siglos de guerra. Toledo, 1579. El padre Martín Ayala recibe la inesperada encomienda de regresar a Japón -el país donde se formó como sacerdote y misionero- diez años después de ser apartado de la misión por su relación ilícita con una joven japonesa. Alguien está asesinando con ritual crueldad a los padres cristianos en dichas costas. Ayala, considerado el máximo conocedor del idioma y las costumbres niponas en el seno de la Iglesia, deberá desentrañar las razones que se ocultan tras estas muertes. Japón, año 7 de la Era Tenshô. Kudô Kenjirô, hijo de un samurái rural, es elegido para una ingrata labor: proteger a un extranjero llegado con la intención de investigar unos crímenes inciertos. Kenjirô pronto descubrirá que fuerzas extrañas conspiran para que el visitante no lleve a buen puerto sus pesquisas. Juntos recorrerán un Japón devastado por la guerra y emponzoñado por las conspiraciones. A medida que el jesuita se reencuentra con su pasado, el curso de la investigación se desvelará fundamental no solo para la pervivencia de la cristiandad, sino para el propio futuro del país.

26 reseñas sobre el libro OCHO MILLONES DE DIOSES

Para celebrar el reciente lanzamiento del nuevo libro de David B. Gil al que estoy deseando hincarle el diente, aquí rescato una reseña de su anterior libro. Es inevitable. Chocolate, viajar, una librería, el buen sexo...todo es tentación. Comparar también. Y aquí ando, mordiéndole el culo a Eva, en mi paraíso de letras, pues el Edén se reserva el derecho de admisión. No hay lugar para mi en el cielo. Así que por capricho, el primer estímulo es averiguar quien de entre Seizo, EKei y Kenjiro, tiene la katana más larga. Es un error. Son novelas distintas. La primogénita, de belleza inigualable, sutil, tan delicada como terrible. Y un cerezo que me dará sombra por siempre jamás. Ocho millones de dioses coincide en escenario, Japón feudal, y en búsqueda, pero difiere en lo que se encuentra. Amistad. Poco le cuesta a David B. Gil, romper mi afán de comparar. Me destituye como piloto, toma el timón y gobierna el barco de mis emociones rumbo a un destino que solo él conoce. Es la serpiente que me abraza con los anillos de su historia, mientras inyecta el veneno de su prosa en mi yugular. Ayala y kenjiro son diferentes hasta en sus hábitos de limpieza. Sacerdote y guerrero en busca de un asesino. Uno investiga, el otro protege, y de sus diferencias nace un vínculo más fuerte que la lealtad. Sazonado con personajes llenos de matices, cada cual con su particular moral, todos honestos con ellos mismos, aunque no siempre con los demás. Todos tienen su momento de duda, pese a que algunos deban ocultarla para sobrevivir. Una historia donde el mayor enemigo es la ambición, el poder, la conspiración. La maldad en beneficio propio. Ante tamaño gigante, todos somos diminutos. La codicia es el mayor asesino en serie de nuestra existencia. El autor Gaditano es Satanás y nuevamente me arrastra por los 7 pecados capitales del lector. La soberbia, al creerme el más listo de la clase en mis teorías que nunca acerté. La ira, ante la injusticia, dolor y culpa. La envidia que me produce su escritura, esa que no soy capaz de alcanzar. La pereza de no levantarme del sofá ni para mear. La gula de devorar páginas como si no hubiera un mañana. La lujuria, el deseo que acababa en orgasmo. El placer continuo de una lectura cuando te sustrae del mundo y su ruido. Y la avaricia, mi ejemplar es mío y de nadie más. El problema de hacerlo tan bien, es que requiere su tiempo, y mientras espero a una nueva novela de este magnífico escritor o me consuelo con Pedro Santamaría o me fustigo con José Luis Corral... Verás tú como luego se me junta con Posteguillo... aunque bien pensado... ¡¡Menuda orgía!! Nunca creí que tantos dioses cupieran en un solo altar. A sus pies, don David.


Cuando empecé a leer este libro, inconscientemente tenía la esperanza de reencontrarme con la sombra del cerezo y sus personajes. No fue así, pero el autor consiguió en muy pocas páginas que me olvidase de esa historia para sumergirme de lleno en este nuevo viaje por el Japón feudal, siguiendo al padre Martín Ayala y al samurái Kudo Kenjiro. El padre Ayala, un jesuita que pasó sus primeros años como misionero y sacerdote en Japón, es requerido por sus superiores para que regrese. Se está asesinando a compañeros jesuitas de forma macabra, y él será el encargado de descubrir quién está detrás de los asesinatos de los padres jesuitas. Ya en Japón, se le asignará la compañía del hijo de un samurái rural, Kudo Kenjiro, para que le acompañe en su viaje y le proteja. Y con estos dos personajes partiremos en busca de respuestas, pero también en busca de un pasado que el padre Ayala no puede olvidar. Poco a poco iremos conociendo al resto de personajes, conoceremos las costumbres japonesas y a los señores feudales, viviremos aventuras, asistiremos a luchas, a reencuentros, descubriremos traiciones y conspiraciones, pero también seremos testigos de la forja de una amistad, de lo que significa el honor y la lealtad. David B. Gil, con esta gran obra magníficamente ambientada y sus maravillosos personajes, no defrauda en absoluto. Totalmente recomendable.


OCHO MILLONES DE DIOSES Quiero comenzar diciendo que leer a este andaluz, es viciarse de su increíble pluma, una que hasta el momento no me ha defraudado, y menos con esta joya literaria que te transporta a las calles oscuras y misteriosas de Tokio, mostrando la organización de la sociedad nipona en plena era Tenshô, donde el señor de las tierras las arrendaba para explotación, a cambio de protección y lealtad. Este libro, a pesar de ser ficción histórica, con una prosa seductora nos sumerge en un mundo lleno de intriga, batallas, tradiciones ancestrales y personajes fascinantes. Me ha llamado mucho la atención la forma en que el autor le da a esta trama, mezclando historia, religión, cultura, aventura y novela negra, en medio de turbulentos tiempos de guerra, un Japón con olor a muerte, separado en distintos feudos y daimios locales que los gobernaban, creando un escenario fascinante lleno de misterio y suspense, tomando como inicio el comercio entre el país del sol naciente y Occidente. La historia principal cuenta con dos partes muy interesantes, primero, las incursiones comerciales entre dos culturas totalmente diferentes, y el otro, la amistad estrecha entre dos importantes personajes. Por un lado, el sacerdote (Martin Ayala) que es enviado desde Europa, a investigar unos crímenes ocurridos en distintas aldeas japonesas contra sus iguales cristianos, lo que le lleva a revivir un pasado del que huye, y por otro lado, un joven samurái rural (Kudō Kenjirō,) atado al honor de su familia, es designado sin pedirlo como su protector para este largo peregrinaje detrás de un asesino. Tengo que resaltar que vas a disfrutar de una atmosfera cargada de espectaculares descripciones, verdes paisajes, que te harán sentir dentro de la historia, además, se presenta una cantidad importante de términos japoneses que nos ayudan a aprender sobre la cultura, y lo mejor de todo, una gran documentación histórica que te deja con deseos de investigar más. Finalmente, no me despido sin hacer especial mención de la construcción perfecta de los personajes, sobre todo los principales, la entrañable relación creada entre ambos (Sacerdote y Samurái), diferentes en todos los aspectos, menos en cuanto a la lealtad y amistad que crean a través del pasar de las páginas, mostrando un gran aprendizaje sobre el respeto y la admiración entre personas.


Viajamos hacia un Japón feudal, una tierra azotada por las guerras y la barbarie. Un juego de poder donde los grandes señores buscan dominar y enriquecerse y donde cada uno no es quien dice ser. Martín Ayala, un jesuita que debe volver después de tantos años al país del sol naciente tras haber abandonado su trabajo de misionero en las islas para dar un poco de luz a los asesinatos de varios sacerdotes. En un país donde las costumbres ancestrales se vieron afectadas tras la llegada de los europeos pero que también produjo riquezas provenientes del comercio con estos barcos. Algunos señores de la guerra se tornaron cristianos para dar abrigo a las misiones y obtener los beneficios que le daban estas alianzas y aquellos inicios puros en que el protagonista había participado para proclamar el evangelio se convirtieran con los años en una fe vacía y comercial por parte de los que continuaron el trabajo. Este sacerdote comienza el viaje acompañado de un samurai rural y tirando de los hilos van descubriendo oscuros secretos, alianzas quebrantadas, guerras, más muertes y sus vidas comienzan a peligrar en cada paraje tratando de seguir entre pistas falsas y otras poco esclarecedoras. Una historia que te atrapa de principio a fín, una mezcla de conspiraciones, asesinatos, deudas pendientes con el pasado, emociones encontradas, una fe que comienza a ser cuestionada, donde nada es lo que parece y todo da giros inesperados para lograr descubrir una verdad que va más allá de la muerte de estos hombres santos. Un libro que te muestra el valor de la lealtad, la amistad mas allá de las culturas y creencias, un paso por la historia a través de estos personajes que le dan valía a lo que representan sin dejar de lado aquellas críticas que el autor deja en entre lineas y que hacen de esta trama una gran historia que no hay que dejar de leer.


Creo que me tomé tanto tiempo en reseñar este libro, para evitar caer en la tentación de compararlo con “El guerrero a la sombra del cerezo”, pero me es casi imposible hacerlo, lo voy a intentar. Ocho millones de dioses es una fantástica novela, ambientada en el Japón feudal, en donde tenemos a un monje español al que le piden que investigue una serie de asesinatos ocurridos en monjes jesuitas. Ayala no es un investigador, pero conoce el idioma por su pasado que iremos conociendo en el transcurrir de la trama, a él le es asignado un samurái rural, Kenjiro, el cual es un joven que nos sorprenderá a lo largo de todo el libro. Con el transcurrir de la trama iremos viendo cómo se desarrolla la amistad entre los dos personajes, las distintas costumbres y las formas de actuar. David Gil nos adentra en un Japón feudal lleno de conjuras y traiciones entre los diferentes líderes y muchos misterios que develar. Aparecen también personajes secundarios muy interesantes y llenos de importancia en la trama. Creo que logre reseñar sin comparar, en definitiva, el libro es sensacional y entretenido nos adentrará en Japón como solo David Gil sabe hacerlo. Recomiendo su lectura.


Otra gran historia de este gran autor.


Estupenda aventura muy buenos personajes, muy bien relatada. El padre Ayala de la Compañía de Jesús, es enviado de nuevo a las misiones japonesas por su conocimiento de la lengua y las costumbres , a investigar los asesinatos de sus hermanos jesuitas a lo largo de la costa japonesa. Investigación lo lleva a recorrer infinidad de caminos junto a su guardaespaldas, un muy joven samurái rural. Juntos, sin muchos datos y poca ayuda se irán internando en un mundo de secretos, oscuros intereses , venganzas y traiciones. Ayala camina en busca de un asesino, pero también en busca de si mismo , de su pasado y de su destino. El relato tiene además esa increíble virtud de hacerte vivir junto a ellos , sentir el cansancio del camino, la sed, el hambre, el desánimo y el entramado donde se teje pese a sus diferencias la relación de amistad y respeto mutuos. Transcurre en el Japón feudal un poco anterior al guerrero a la sombra del cerezo con la que tiene solo unos guiños de conexión . Muy recomendable.


Realmente un libro excepcional. Está tan bien retratada la cultura, ritos y costumbres de la época que uno se siente inmerso en ella y la vive. El origen, el motivo que da inicio a la narración, es una excusa para adentrarnos en los intrincados tejes y manejes de la política feudal de Japón y sus continuas guerras. Los personajes están muy bien formados y sus acciones/reacciones están acordes con la lógica de pensamiento de los mismos, lo que le da aun más coherencia a la trama. Disfruté este libro, saboreando cada palabra y dejándome llevar de un lado a otro por la historia. Lectura ampliamente recomendada


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