En el libro hay unas constantes vitales que, como metáfora de los seres vivos, son las que nos mantienen en pie y, en el caso de Nicolás, son las que le empujan a escribir y a reivindicar, con su palabra, con sus versos bellos e impolutos tanto en el fondo como en la forma, un mundo más humano y más justo (Eugenio Arce Lérida, Lanza)