En Madrid ha desaparecido La condesa de Wellington, una archiconocida obra de Goya. El asunto ha provocado un gran revuelo mediático y Charlie Mortdecai, el marchante de arte más esnob y amoral y su mayordomo-matón Jock (una especie de aterrador anti-Jeeves) se ven involucrados por las altas esferas del Foreing Office en una maraña de sucesos entre chuscos y escalofriantes en los que intervienen en hilarante sucesión un Rolls Royce blanco, un millonario estadounidense, una apetitosa e insaciable viuda, un Cadillac azul pastel, la señora Spon, el desierto de Sonora, algunos asesinatos, y esos secretillos tan celosamente guardados por los pares del reino que de jóvenes fueron a selectos y exclusivos internados ingleses para chicos.
La desparcición de un valioso cuadro de Goya, en Madrid, señala a Charles Mortdecai como el responsable, quien en compañia de su guardaespaldas y asistente, Jock, emprende un viaje de Inglaterra a EEUU, en supuesta misión diplomática, con su compañero y un automóvil Rolls Royce. Ahí planea encontrarse con un millonario coleccionista de obras de arte, lo que hace suponer que lleva la pintura con él, pero... El anciano aparece muerto. Así, resulta perseguido por Ingleses y Americanos, en pos de una pintura que aparentemente ha terminado en el fondo de un barranco...
"Los sueños suelen ser horribles, lo sé, pero los pensamientos en horas de vigilia son aún peores."
"Ser feliz es sencillo: No me explico porqué no hay más gente que trate de serlo..."