Un arma misteriosamente abandonada sobre la mesa en una casa vecina. Un estudiante desaparecido sin dejar rastro. Extrañas muertes en la universidad. Francisco Méndez, el protagonista de El camino de Sherlock, se sumerge en otro caso que desafía su inteligencia. Quien cuenta esta vez es su amigo y ayudante Arturo. Pero este "Watson" arrastra consigo sus propias angustias: una difícil relación amorosa y las eternas dudas sobre su rol como el segundón, el lento, el que parece estar allí sólo para permitir que la mente de Sherlock brille. Es que no es fácil ser Watson.
En este segundo tomo vemos todo desde la perspectiva de Arturo ( o mejor dicho; Watson), mientras que lo acompañamos en un nuevo caso junto a Fran también nos muestra como se persive el al lado de su amigo genio. Describiendose como "el segundon", "el que tarda en captar las cosas", ser amigo de Sherlock lo hace sentir que lo limita. Tratando de llevar con rumbo su nuevo estilo de vida sin querer dejar el misterio de lado vemos por qué no es fácil ser Watson.