Un poemario donde el autor nos muestra su experiencia vivida y sentida a cara descubierta, sin máscara alguna. En los sonetos del primer «tempo» nos llega con amor y hasta con «amour fou», pero imponiéndose el filtro del humor en distintos grados y con predominio de la ironía. En la segunda parte, con poemas de verso libre, no hay lugar para el humor. El poeta habla con su madre, en dura agonía, y aquí no caben apenas metáforas. La filosofía budista, escuela del Zen, el Tao en una serie de breves poemas, en la última de las secciones de este libro, es un intento de cuestionamiento metafísico a través del Tao, indefinible e inabarcable.