ÑERI

Este libro me ha generado un verdadero vaivén de sentimientos contradictorios. Por un lado es un libro precioso, lleno de poesía, de esos que se leen y releen solo para poder paladearlos. Y lo que más me gusta, es que es un libro desde, para y por la marginalidad. Es la historia de la gente que no tiene, que carece y que pierde una y otra vez. Me fascina que el autor demuestre que la literatura no es más propiedad exclusiva de las clases pudientes y que los que no tienen no necesariamente deben ser narrados con aspereza, con palabras llanas y resecas. El hambre, el dolor, la falta, la violencia y la desesperanza pueden ser escritas desde la belleza. Dicho esto, debo advertir que este estallido de palabras hermosas tambien está entretejido con muchos modismos propios del sociolecto. Hay mucha jerga, incluyendo palabras propias de personas que han estado en la carcel. Por eso, lamentablemente, si bien no es ilegible, sí puede complicarse para quien no sea argentino. De todas formas creo que mi mayor escollo con " Ñeri", es el grado de crudeza del relato. Es un libro muy duro de leer y asimilar. Sé que no le hago un favor, pero tengo que ser sincera: van a sufrir. No tiene un solo momento feliz. Hacia el final, el autor intenta arrojar un poco de luz y de esperanza, pero sin éxito. Ahora bien, exagera? Lamentablemente no. Es rotundamente real. Hay niños que nacen y que se rompen desde la cuna. Son nenes que no tienen ni tendrán nada. Abandonados, maltratados, usados, golpeados, violados e incluso vendidos. Esto no es ficcion. Sucede y sucede aqui, ahora y aún. Además, parte del libro ocurre durante la crisis del 2001. Ese año el país implosionó y se deshizo. Entre otras cosas, el presidente escapó de la casa de gobierno en helicóptero, después de ordenar la represión de cientos de personas que el 20 de diciembre salieron a las calles .Yo estaba en Buenos Aires ese día. Tenía que rendir un examen y vivía a media cuadra desde donde la policía mataba gente. Pero creo que lo que nos quemó por dentro y aún nos sigue quemando, es que la Argentina conoció el hambre. Y no solo los que estaban acostumbrados a padecerlo a diario, sino también, personas que siempre habían llevado la comida a la casa, esa a la que no le sobraba pero qué siempre tenia un plato de comida para sus hijos...esa misma gente, conoció lo que es tener el estomago vacío. Iba solo por el 4...pero la definición de " ñerí" es la cosa mas preciosa y sentida que he leído en mi vida. Yo tengo de eso y lo adoro. Ojalá todos tengan. ❤.

Cuando pedís más de una historia, cuando deseas saber más finales, cuando finalizás con sentimientos de alegría y tristeza al terminarla es porque sabés que ha sido un gran libro. Ñeri empezó muy bien, luego se volvió triste y oscuro y deseaba no seguir. Pero qué bien que uno sigue, porque todo cobra sentido o llena. Repleto de poesía con metáforas y frases inolvidables, pequeños lazos importantes y muchas historias crudas pero escondido entre palabra sutiles mucha belleza. Rafael sale de la cárcel y lo único que desea es encontrarse con sus hermanos, luego de haberlos perdido hace tantos años. El mundo es redondo, es fundamental tener esto en mente, y que además nada tiene un principio ni un fin. Estas vidas están llenas de violencia y soledad, pero también un poco de esperanza. Juan Solá escribe entregando todo de sí, para demostrarnos que existe la conexión, que afuera hay más personas mucho más parecidas a nosotros de lo que creemos, que uno no está tan solo como imagina. Esta novela tiene mucho de nosotros, los argentinos, como una crisis económica que nos envolvía allá por el 2001, la hermandad de lo regional, pero también creencias y prejuicios. Si le dan una oportunidad a este libro no podrán arrepentirse, yo ni siquiera creía que podría encontrarme con tanta historia dentro de unas pocas páginas. LOS LIKES (corazón) PARA LAS RESEÑAS VAN AL LADO DE LA PREGUNTA “te ha gustado esta reseña?” para nosotros los que queremos llegarles con cada palabra que les compartimos es importante. GRACIAS ♥️♥️

La sensibilidad de Juan Solá para describir la marginalidad, la miseria, el dolor más descarnado; y la calidad para transmitirlo. Esta historia, breve, pero intensa logra sin dudas piantarnos varios lagrimones porque la cotidianidad habita en cada una de las palabras, no hay ficción aquí sino crudeza pura y dura.

Todos los libros nos hacen sentir algo diferente y cada uno hace lo suyo. Ñeri sin dudas, me estremeció. Me dejó un nudo en el estómago en mas de un párrafo. Y en mas de una ocasión necesité retroceder y releer para asegurarme de derribar hasta el último vestigio de esa cosita que te hace sentir cómodo en tu casa o el regocijo que siente alguien que cree que lo tiene todo porque pudo comprar el último celular o las zapatillas mas buscadas. Leer a Juan no solo es duro, necesario y movilizante, también es bellísimo. Es realmente grato hallar a alguien que es capaz de elegir y ordenar las palabras para colorear un poco esta soledad gris que uno cree ya instalada e inmóvil. Es esperanzador y su hilo conductor es sin dudas, la libertad. Es un relato cargado de exclusión, de pobreza, de figuras patriarcales en las que se configura una visión de la vida como jaulas y seres que anhelan la libertad, y que en su búsqueda hay un par de alas rotas. Solá sin dudas, tiene una enorme capacidad para transmitir sensibilidad en el relato y lo hace de una forma tal que parece simple la lectura, pero no sin antes atravesarte por completo. Hay mucha belleza en la triste realidad que plantea Ñeri. Un término apropiado por él que viene a ser esa especie de salvavidas, una suerte de vínculo con un hermano que traza un puente frente a un abismo interminable de realidad que no pregunta, devora. Un Ñeri es como jugar a las escondidas. Sabemos que pronto van a salir y que varios harán mucho ruido al hacerlo. Pero lo mas importante, es que sabemos que están y que solo hay que saber buscarlos.

Hermosa, durísima y enorme la nueva novela de Juan Solá.

Cruda, va directo contra los prejuicios