El gran friso narrativo de los Episodios Nacionales sirvió de vehículo a Benito Pérez Galdós (1843-1920) para recrear en él, novelescamente engarzada, la totalidad de la compleja vida de los españoles –guerras, política, vida cotidiana, reacciones populares– a lo largo del agitado siglo xix. Conocido también como «el Espadón de Loja», el general Narváez afrontó desde el poder, a la cabeza de un moderantismo represivo, las turbulencias que sacudieron toda Europa a mediados del siglo xix. Continuación de la narración a la que en forma de diario Pepe García Fajardo da comienzo en «Las tormentas del 48» , el episodio nos introduce en los medios próximos al Gobierno y a la Corte, con sus esperpénticas camarillas.
El miedo a la revueltas internas, lleva a Isabel II a nombrar presidente del gobierno al general Narváez. Un ultra conservador. Dada la situación de penuria económica, se producen revueltas, la más importante de las cuales fue en Cataluña. Narváez la sofocó sin grandes problemas. Por supuesto, el trasfondo de todo sigue estando ubicado en Madrid, y en esas paginas es donde Galdos brilla más aún.
Un General brioso, fuerte, de un comportamiento militar insoslayable, es prácticamente el protagonista de la segunda novela. Fiel a sus preceptos de orden y seguridad, no dudará incluso en introducirse en conventos sacros, con tal de evitar conspiraciones...... para saber más, hay que leerlo.
Es una crónica del vivir cotidiano de una España y un Madrid que siempre ha estado en el ojo del huracan de los sucesos políticos y económicos del país desde que Felipe II convirtió la villa en capital . Aunque sólo se narra desde el punto de vista de una burguesía ascendente, la clase dominante, que todo lo controlaba y que sabía que nada tenía que perder. La narrativa de Pérez Galdós es como siempre viva, ligera, divertida y ocurrente. Utiliza diferentes registros entre ellos el del pueblo llano, cuando traslada el habla de la gente del pueblo