NADA DENTRO SALVO EL VACÍO

Me gustaría ser escritora, tener ese dominio de la palabra para poder expresar lo que siento cuando termino de leer un libro. Aunque me cueste exteriorizarlo, ya sea por falta de habilidad en la escritura o por pudor, todos los sentimientos están ahí, pesando en el pecho, molestando en la garganta como piedras atascada, recurriendo a una metáfora como las que utiliza Ana Catania en su libro “Nada dentro salvo el vació”. Termine de leerlo con cierta angustia, cierto desasosiego; logre empatizar con cada una de las mujeres protagonistas de estos seis cuentos, mérito de la escritora. Esas mujeres dentro tienen mucho, contradiciendo un poco el título del libro, el vacío está afuera, en sus relaciones vacías, en sus rutinas vacías. Ana Catania nos permite adentrarnos en ese mundo de pensamientos, de cosas no dichas, palabras atragantadas. El dialogo más valioso es el que se da con uno mismo, sin tapujos, libre de censuras propias y ajenas. El riesgo al que nos exponemos al leer los cuentos de “Nada dentro salvo el vacío” es la dificultad para liberarnos de la sensación de abatimiento de sus protagonistas y que se nos pega como una tela de araña. Como un médium al que le es difícil desprenderse del espíritu invocado. El ritmo de los cuentos va in crescendo hasta llegar a un final vertiginoso donde la imagen que se va delineando nos pega de lleno.

Seis cuentos, seis protagonistas, seis historias punzantes que movilizan intensamente. Una profunda sensación de vacío en la vida arrastra todo y es el hilo conductor de este libro, “Nada dentro salvo el vacío”. La escritura de Ana Catania fluye con maestría adentrándonos en las vidas de estas mujeres reales. Estas historias son tremendas. Calan hondo en los desgarros humanos. Atraviesan el dolor, la angustia, la violencia, el desamparo. Sacuden desde lo profundo, desde lo íntimo. El vacío lo envuelve todo. Los idilios no existen. Sus protagonistas son puramente humanas, con sus complejidades, sus claroscuros, sus matices. El vacío que a veces es la vida se hace presente. Las vidas se resquebrajan. La fragilidad y la vulnerabilidad humana se expresan en la bella pluma poética de la autora y despiertan empatía en la lectura. Estos seis cuentos me exigieron respirar profundo y me atravesaron por completo. En una primera lectura, al terminar los cuentos, me quedó una sensación de abatimiento en el cuerpo. En una segunda lectura, ese abismo interior, esa sensación de vacío, se transformó en algo más. Mi invitación es que descubran estas historias.