Emotiva historia de tres jóvenes mujeres que fueron confinadas por los Nazis a un campo de trabajo y que ocultaron su embarazo durante todo su calvario, enfrentándose así al horror con la pasión por la vida y el amor. Sus hijos nacieron pocos días antes de la liberación del campo, escapando por poco al exterminio, y pese a su debilidad física (pesaban menos de 1.5 kilos) y a la fragilidad de sus madres, apenas esqueletos vivientes, lograron sobrevivir. Esta es la historia de estas tres familias.
Una interesantísima historia real contada de manera brutal, me ha parecido un libro de los que te llegan al corazón, me ha encantado. Perfecta manera de hilar la historia de las tres mujeres.
Lizeth Reseña: Este libro es tan impresionante que me leí hasta los agradecimientos. Este libro es corto pero esta lleno de vida, de amor, de familia, de amistad, de hermandad, de apoyo, de valor, de esperanza, de coraje, de valentia. Si de todo esto está lleno está historia que transcurre durante el terrible holocastuo. Lloré muchísimo... cuando la humanidad se hizo presente, en estos nacimientos tan extraordinarios. El coraje que nos muestran estás mujeres por el anhelo de que sus hijos nacieran, me es tan estremecedor. Soy madre y se de lo capaz que son esos pequeños corazones que laten al ritmo del nuestro. Nuevamente un libro al mil por ciento recomendado.
A pesar de todo eran incapaces de concebir que Hitler estuviera hablando en serio al afirmar que pensaba erradicar a todo ser humano de origen étnico "indeseable" para crear una raza pura; al fin y al cabo,el alemán era uno de los pueblos más cultos y civilizados del mundo.
Tal y como hacían casi todos sus amigos, ya fueran judíos o gentiles, intentaban no pensar mucho en el futuro, depositando toda su fe en que la guerra acabase cuanto antes.
Al final, arriesgó la vida y cruzó las barricadas rodeadas de alambre de espino vigiladas por los alemanes para estar conmigo, porque pensaba que, con él, tendría más opciones de salir adelante. No quería vivir aquella guerra sin mí, así que entró para quedarse a mi lado.
Ni siquiera sabíamos qué era Auschwitz; aunque lo descubrimos enseguida tras bajar de un salto de aquel tren.
Nos dieron una labor: empezamos a hacer piezas de aviones; que es por lo que los alemanes no ganaron la guerra, ¡porque sus aviones los hacíamos nosotras!
No fueron muchos los que quisieron contemplar por última vez aquel glorioso escenario donde la maldad lo había permeado todo.