Una historia de superación diaria«Dicen que si al cumplir los 40 te despiertas y no te duele nada, es que estás muerto. Solo tengo 37 y no recuerdo la última vez que no sentí molestias: en las manos, en las muñecas, en las rodillas, en la espalda o en el maldito gemelo derecho; secuelas de miles de batallas. Me duele, me duele y me duele; convivo con el dolor. No obstante, me considero afortunada, una privilegiada; pero tengo el cuerpo hecho una puta mierda por culpa del deporte, eso que me apasiona y que ni siquiera puedo practicar con regularidad porque me lesiono…».