Sinopsis de MUJERES

Parece una historia sobre sexo y borracheras, cuando en realidad es un poema sobre el amor y el dolor. El " viejo indecente ", un perdedor nato, se encuentra a los cincuenta años con una creciente reputación literaria, algún dinero en el banco y mujeres: montañas de mujeres. Se le ofrecen en los recitales de poesía, le escriben cartas procaces, le telefonean sin cesar. Y Chinaski las quiere todas, quiere desquitarse de su largos años de forzadas abstinencias. Y, a la vez, este gigantesco maratón sexual es un proceso de aprendizaje, de conocimiento, en el que Bukowskino escatima sarcásticas observaciones sobre sí mismo, y en el que en el machismo de textos anteriores queda seriamente erosionado. Todo ello unido a incontables borracheras: el alcohol en tanto que mecanismo que le permite seguir viviendo, a la par que le destruye. Bukowski parece sugerir que las alternativas -es decir, una carrera más respetable, literaria o la que fuere- son aún más deshumanizadas.

33 reseñas sobre el libro MUJERES

Hay cierto morbo en la intención de todo lector, creo impajaritablemente que cuando abrimos un libro lo hacemos por la curiosidad de querer conocer lo que pasa en la vida de los demás, por eso nos pasamos largas horas frente a las delicadas hojas de un texto bien elaborado. Sabemos que eso que leemos es ficción, pero también sabemos que eso que ficcionalizamos es la vida misma contada de diferentes formas. Eso me ocurrió hace días con el libro “Mujeres” de Charles Bukowski, un libro aparentemente burdo, escrito de forma escueta, en ocasiones misógino y repleto de imágenes sexuales combinadas con mucho, mucho alcohol. Lo descubrí de forma más bien accidental, una amiga ya me había hablado de él, y en uno de mis casuales visitas a las librerías de la ciudad, lo encontré, fue algo así como una cita a ciegas, cuando vi su lomo, una bella edición de Anagrama, de inmediato me sentí atraído, sin dudarlo quise llevármelo y que hiciera parte de mi aún humilde biblioteca. El mismo día que lo tuve conmigo comencé a leerlo, de inmediato tuve la sensación de que es uno de esos libros que al abrirlos sientes cierta atracción, una conexión que no solo proviene de su textura, sino también de sus letras y de lo que ellas encarnaban tras de sí. Henry Chinaski, un nombre que además de sonoro, resulta ser el alter ego perfecto de su creador, un hombre dipsómano, a veces misógino, bastante promiscuo, poeta y bebedor empedernido, un escritor venido a más que vive su licenciosa vida a costa de su lacerante literatura. Un personaje que nos comienza a contar en primera persona todas sus aventuras y desventuras con el alcohol y las mujeres, pero que en medio de tan turbulentas historias nos comienza a develar un ser cargado de angustias, de vacíos, un ser que ya no ve posible el suicidio porque ya no hay tiempo, porque la vida ya lo ha arrastrado hasta sus confines, no obstante su vida es un ir y venir de encuentros, sensaciones y desaires con el mundo. Un ser al que le llegan y le llueven propuestas para sentir, pero muy pocas para estar. “Mujeres” es un libro que aparenta ser monótono, pues en él vemos en casi todos sus capítulos, casi la misma estructura, no obstante en sus intersticios, en sus entrelíneas encontramos abismos que nos llevan a pensar y a repensar un mundo de vacíos, quizá esos sobresaltos nos adentran en la verdadera personalidad de Chinaski, esa que nos es vedada cuando leemos solo de forma superflua todas sus infortunadas o quizás afortunadas aventuras, pues es ahí, en esos intersticios donde podemos ver al verdadero personaje, un ser lleno de dudas, un ser que nos golpea con sus subrepticias reflexiones, un ser que nos muestra su verdadera cara, y que en ella vemos reflejado un hombre que quizá va intentando encontrar un camino lleno de incertidumbres. Más cuando el personaje está en el ocaso de su vida y piensa que de ahí en adelante solo lo espera un camino arduo donde el mundo es incierto y ni la poesía, ni el calor de los cuerpos lo pueden salvar. Leer “Mujeres” es encontrar el exceso, el extremo del placer, la vida al límite, pero también es encontrar la soledad en medio de la multitud de la compañía, es ver que el mundo no es solo sentir, es evidenciar que los placeres no son capaces de colmar la existencia, que la vida requiere de pausas y que en esas treguas radica la placidez del ser, la placidez del estar. El lector que desee conocer a Chinaski, debe despojarse de sus prejuicios y permitirse entrar en un mundo donde todo es posible, donde la sordidez se combina con el placer y donde la racionalidad no está desprovista de la pasión. Complejas dicotomías a las que no enfrentamos diariamente. La literatura se crea sin maniqueísmos, sin paradigmas aceptados socialmente, Bukowski supo interiorizarlo a la perfección, por eso quien desee entrar en su mundo, quien desee conocerlo, debe hacerlo con una mente abierta que le permita entrar en los entresijos, a veces sórdidos, a veces poéticos, (porque hasta en el caos encontramos un bello orden que nos seduce de forma imperiosa), de su pequeño microcosmos de excesos. Solo si eres un lector de esta índole podrás ver con ojos más clarividentes el mundo de caos y belleza que hay en Henry Chinaski, personaje que funge en toda la obra como su verdadero creador: Bukowski.


Misógino, borracho, infiel, pervertido, eso y más es Henry en esta búsqueda de experiencias sexuales de un viejo de más de cincuenta años que no tuvo en su juventud. Las mujeres le llueven a donde vaya: salidas del manicomio, vírgenes veganas, directoras de disqueras, drogadictas, ninfómanas; todas para ayudarle a conocer a las mujeres y poder escribir fielmente sobre ellas.


Novela interesante, Chinaski sin rodeos inicia y termina sus actos sin llegar a ser grotezco el relato. Escritor que vive en soledad, el vicio y la diversión.


Me encanta. Crudo, explícito, carnal, lleno de honestidad. Es el cuarto libro que hay que leer cronológicamente (hablando de su novelas) y no puedo estar más complacido. Sexo, alcohol, soledad y el encuentro con el amor. Gran libro, fácil de leer, grande Bukowski.


A simple vista parece sólo una historia sobre borracheras y sexo, pero mientras más te adentras en sus paginas, puedes ver que es prácticamente un poema a la mujer, así cómo al amor y al dolor.


Libro entretenido, donde bukowski describe a su alter ego, con bastantes descripciones explícitas de relaciones sexuales, se habla también de alcoholismo y consumo de drogas.


Otra muestra del amor-odio hacia Bukowski: es un genio y un cretino a partes iguales que merece la pena leer.


«Eres demasiado viejo. Lo único que quieres es sentarte por ahí y criticar todo, y a todo el mundo. No quieres hacer nada. ¡Nada es lo bastante bueno para ti!». Es un libro increíble de leer, se siente ligero a la vez que percibes la amargura, tristeza y soledad de Henry Chinaski, el protagonista y alterego de esta obra. Quizá esperas al principio un texto que aclame a la mujer, pero en sí son señeras situaciones de un hombre alcohólico que escribe y disfruta de su desastre con el sexo solo a manera de desahogo y fuente de conocimiento para sus escritos.


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FRASES DEL LIBRO MUJERES

Todos me disgustaron inmediatamente, ahí sentados actuando como seres inteligentes y superiores. Tratando de anularse entre sí. La peor cosa para un escritor es conocer a otro escritor, y peor que eso, conocer a muchos escritores. Cómo moscas en la misma trampa.


Cuántos más ríos cruzabas, más sabías de ríos, es decir sí sobrevivías a las turbulencias y a las rocas ocultas. Podía ser algo duro, a veces.


Los más grandes hombres son los más solitarios.


Nunca voy exhibiendo mi vulgaridad. Espero que aparezca en su momento.


Ella estaba alli tratando de no mirarme mientras yo clavaba mis ojos en su culo y sus pechos y sus piernas.


Publicado porjuanmaromera

Las buenas mujeres, me daban miedo


Publicado porwatanabe21 🐺