HENDRIX, Joplin, Morrison… todos murieron con veintisiete años. El asesinato del cantante John Winston revive la leyenda de que todas las estrellas de la música moderna mueren a esa edad. A pesar de su imagen de apóstol de la paz, Winston tenía numerosos enemigos. Entre ellos, el irlandés Ronan O’Rahilly, el más famoso pirata informático que mediante holografías, ha conseguido piratear el último bastión que les quedaba a los músicos: los conciertos en directo. Además, la investigación da un vuelco inesperado cuando Mark David Champman, el asesino de John Lennon, asegura estar detrás de la muerte de Winston.
Salir a pasear por París sin cámara es tan absurdo como hacerlo por Londres sin paraguas.