Catorce miniaturas históricas en las que leemos puntos clave de inflexión de la historia. Éste es probablemente el libro más famosos de Stefan Zweig. En él lleva a su cima el arte de la miniatura histórica y literaria. Muy variados son los acontecimientos que reúne bajo el título de Momentos estelares: el ocaso del imperio de Oriente, en el que la caída de Constantinopla a manos de los turcos en 1453 adquiere su signo más visible; el nacimiento de El Mesías de Händel en 1741; la derrota de Napoleón en 1815; el indulto de Dostoievski momentos antes de su ejecución en 1849; el viaje de Lenin hacia Rusia en 1917... «Cada uno de estos momentos estelares—escribe Stefan Zweig con acierto—marca un rumbo durante décadas y siglos»
Zweig es como una marea. Y no lo digo porque lo sepa, lo digo porque lo siento así. Lo que tienen realmente de mágico las mareas es que siempre vuelven y las cosas que deciden volver suelen ser las más importantes de nuestras vidas… eso me lo ha enseñado la vida a base de golpes y también en alguna ocasión con un gran beso de tornillo. Él me enseñó hace muchos años que un hombre es libre porque entiende la diferencia entre lo que es importante y lo que es solo quincalla, siempre digo que no hay nada más peligroso en este mundo que un puñado de palabras que han decidido dejar un libro para vivir en tu interior, para quedarse a vivir en tu mente. Zweig es el gran mago, ese trilero que esconde la bola delante de tus ojos, y tu con toda la seguridad del mundo le dices "está ahí" y él levanta la nuez con un gesto socarrón y te dice "me debes otros 10 euros" y tu que crees que todo a sido por unas décimas de segundo le contestas " otros 10 euros" . Y pierdes y pierdes y pierdes pero en realidad ganas, ganas y ganas perdiendo… es lo que tiene el aprender del maestro, se necesita mucho tiempo para ir entendiendolo. Él siembra tu mente, riega el mensaje, se preocupa de que coja fuerza y como escribe tan cortito tu crees que cerrando el libro has terminado con él… y que equivocado estabas, el final de sus novelas siempre son el despertar de algún principio. Pensadlo, los principios son tu seguro de vida, los finales nunca lo son, ya no tienen arreglo. Yo creo que en la suma de mí y de todo lo que he hecho en mi vida hay un poquito de todo: algo de Zweig, algo de mí, algo de los demás y todos juntos hacemos un cóctel para darle una vuelta más a la vida. Y posiblemente podría intentar convencerme a mí mismo qué es tan poquito lo que hay de él en mi interior que posiblemente no lo echaría en falta si no estuviera, pero en el fondo se que seria solo una forma más de intentar engañarme. Todo, todo forma parte de mi, esas pequeñas pulgadas de Zweig no ocupan espacio, pero siempre estarán ahí. Uno es la suma de lo que lee, de lo que hace, de lo que dejó de hacer y sobre todo de lo que siente. Algunas veces he llegado a pensar que la historia no se ha portado bien con este duende, creo que sin duda lo valoro en su día, pero que no decidió recordarlo como se merecía, las injusticias no sólo las cometen los hombre y los dioses, muchas veces son nuestros grandes guardianes los que las provocan. Pero yo os leo, y por eso se que nosotros, los pequeños adictos a la tinta negra, jamas lo olvidaremos y eso me llena de orgullo, me siento en cada reseña que escribis y después dejo volar mi imaginación y así me transporto libre hasta lo siguiente que haya decidido leerme. Esta reseña se la voy a dedicar a la memoria zweig y sobre todo al valor de una amiga que se quitó ayer el sostén por unas horas y decidió desnudarse porque llevaba demasiado tiempo vestida. Bendito porno blanco. Como decía aquel en un gran error de apreciación : "bienaventurados los pobres de espíritu porque de ellos es el reino de los cielos" y el Papa sigue a la suya y todavía no lo ha arreglado.
Los momentos estelares son combinaciones sublimes de historia y literatura. En ellos Zweig nos relata cómo algunas oportunidades fueron aprovechadas por ciertos hombres para dejar un legado o una impronta. También aquellas desperdiciadas por los carentes del necesario talento para dejar su nombre en el pináculo de los inmortales. Son también, esos momentos donde actuó el azar o el destino torció el rumbo de la historia. ¿Por qué perdió Napoleón su imperio en la batalla de Waterloo? Porque alguien, que no fue él, no supo reconocer su momento estelar. Haendel, después de un ataque cerebrovascular gravísimo, vuelve a la vida y a la rehabilitación para componer el Mesías. Una forma grandiosa de narrar cómo se creó una sublime obra coral para imaginarse la eternidad, (obliga a escucharla de nuevo, antes de seguir con la lectura del episodio siguiente). Rouget, el de la Marsellesa, un mortal que tocó la inmortalidad al crear el himno que necesitaba la revolución y que sigue catalizando a quién lo escuche, aunque para él sólo significó olvido y decepciones. Dostoyevski, el genio salvado por una carta de indulto en el momento estelar, ya vendado y amarrado frente al pelotón de fusilamiento. Casi nos quedamos sin Los Hermanos Karamazov. Y así, catorce exquisitas miniaturas. Sólo una crítica Stefan: La otra mitad de la humanidad como si no hubiera existido. ¿Cómo no incorporaste al menos una mujer como personaje central y le dedicaste alguna de tus catorce narraciones? Claro, era 1927, eran otros tiempos. Y por eso, aunque el libro es perfecto, discúlpame que no te ponga las cinco estrellas.
"Los millones de hombres que conforman un pueblo son necesarios para que nazca un solo genio. Igualmente han de transcurrir millones de horas inútiles antes de que se produzca un momento estelar de la humanidad." Para hablar de Zweig siempre hay que ponerse en pie y quitarse el sombrero, pero, posiblemente, este Momentos estelares de la humanidad (1927) sea una sus obras cumbres y una de las más influyentes de la literatura contemporánea, ya que llegó a ser de lectura obligada en muchas escuelas de Austria y Alemania. Zweig no aborda la Historia como docto sino como narrador y dramaturgo, atento a los aspectos dramáticos y a los conflictos trágicos en la vida de los individuos y los pueblos. 14 relatos o 14 joyas literarias que el autor aborda como concepto pictórico de “miniatura”, refiriéndose a ellos tal “resplandecientes e inalterables como estrellas, brillan sobre la noche de lo efímero”. Cuando el propio autor es tan erudito a la hora de formalizar su texto y hablar de él casi que sobran las palabras de un simple lector, por muy altruista que se encuentre al final de su lectura. Probablemente el libro más famoso de Stefan Zweig. En él lleva a su cima el arte de la miniatura histórica y literaria en excelentes relatos desde el ocaso del imperio de Oriente a la caída de Constantinopla, del Mesías de Händel a Napoleón o el indulto de Dostoievski momentos antes de su ejecución en 1849 hasta el viaje de Lenin hacia Rusia en 1917. Puntos clave o de inflexión de la historia narrados a través de la fascinante y exquisita pluma de Zweig. Imprescindible.
Terminada la lectura, tengo la clara convicción de que lo más estelar de todo es la forma en la cual Zweig nos cuenta sobre esos catorce momentos que escogió. En cada una de sus narraciones utiliza recursos literarios diferentes; en cada una de ellas narra momentos históricos que fueron fundamentales o que tienen un interés particular para el autor; en cada una de ellas absorbe el espíritu del lector y lo lleva a los parajes sobre los que narra para que conozca la forma en la cual acontecieron los hechos tal y como si los estuviese presenciando. Es un libro realmente impactante por la capacidad para transmitirnos sobre la historia de la humanidad, sobre la forma en la que acontecen aquellas situaciones que cambiaron el mundo. El libro no podía comenzar de mejor forma que contándonos un poco sobre ese primer humanista y último republicano. Esa primera narración sobre Cicerón, en donde se muestra al humano, a quien, con el paso del tiempo, cambió para adaptarse mas nunca sucumbió frente a las imposiciones, es impresionante. Un estupendo abre bocas frente a todo lo que traería en sus posteriores narraciones. Nos habla de la toma de Bizancio ante las manos del obstinado Mehmet; sobre la forma en la que Vasco Núñez de Balboa, frente a su amor por la riqueza, cruzó el istmo de Panamá para llegar al Océano Pacífico; sobre las resurrecciones de Georg Friedeich Handel, porque fueron varias; sobre la forma en la cual se dio vida a la Marsellesa por parte de un autor mucho tiempo olvidado, el cual, guiado por una fuerza indescriptible, creó ese canto en una sola noche; sobre la forma en la cual Napoleón, vuelto del exilio, cometió un error y tuvo que enfrentar la batalla de Waterloo; sobre la elegía de Marienbard de Goeth, en donde el autor nos permite formular un final; sobre el descubrimiento del oro en California y cómo el pobre puede ser rico y el rico puede ser pobre; sobre la forma en la cual Dostoievsky se salvó de ser asesinado; sobre la insistencia de Field para que los continentes se pudiesen comunicar; sobre el final que quiso Tolstoi para él mismo; sobre la lucha sobre el polo sur que emprendió el capitán Scott, pero que implicó un segundo lugar; sobre el exilio de Lenin y su llegada triunfal a la ex tierra de los Zares; y sobre el fracaso del presidente Wilson y la demostración de que siempre tuvo la razón. Si les gusta la historia no pueden perderse la oportunidad de leer sobre unos de los momentos que han marcado a la humanidad de la pluma de un autor como Stefan Zweig.
Qué magnifica capacidad tenía este hombre para resaltar las pasiones, las desdichas, los entusiasmos y los desalientos de los seres humanos. Qué capacidad tienen aún sus libros de transmitir esas sensaciones fogosas o alicaídas, vehementes y ardorosas, flemáticas y calmosas en el lector, sean de ayer, de hoy y, supongo, de mañana. Nos cuenta, con esa prosa elegante e inteligente que lo caracteriza, los avatares de personajes de diverso orden, de primera línea o que jugaron un papel secundario, pero no por ello menos relevante en momentos muy determinados de nuestra historia. Es uno de esos libros que se deben leer alguna vez en la vida.
Con una prosa envolvente, Zweig acompaña al lector a momentos que marcaron el curso de la historia. Nos presenta acontecimientos que son como chinchetas sobre una tela, pequeños puntos que transforman todo y condicionan el devenir de civilizaciones y culturas. Una joya literaria que hace reflexionar al lector sobre el peso de algunos individuos en marcar la historia, y qué serie de levedades la configuran. Recomiendo su lectura especialmente a los aficionados a la historia y a los que les gustan las curiosidades relacionadas con personajes históricos.
Como siempre un placer leer a Zweig. En este caso historias cortas de momentos estelares de la humanidad que algunos no son tan conocidos. Es interesante como veía una persona esos hechos a principios del siglo XX. Por ejemplo, para él en ese momento la única Guerra Mundial era la Primera. No sabían que se venía otra unos años más tarde. También habla de los adelantos tecnológicos de la época. Muy interesante.
Los millones de hombres que conforman un pueblo son necesarios para que nazca un solo genio. Igualmente, han de transcurrir millones de horas inútiles antes de que se produzca un momento estelar de la humanidad.
El que no tiene patria posee el mundo, el que se ha desprendido de todo posee la vida entera y el que no tiene culpa goza de paz.
Los millones de hombres que conforman un pueblo son necesarios para que nazca un solo genio. Igualmente han de transcurrir millones de horas inútiles antes de que se produzca un momento estelar de la humanidad.
Pero incluso con sus favoritos, el destino no siempre se muestra magnánimo. Rara vez conceden los dioses a los mortales más de una hazaña única e imperecedera.
Pero a la larga, la energía innata de una obra no se puede ocultar ni desoír. Una obra de arte puede olvidarse con el tiempo, puede ser prohibida y rechazada, pero lo esencial acaba siempre por arrebatar la victoria a lo efímero."
Pero el subalterno siempre obedece lo que esta escrito, jamás la llamada del destino.