Que se puede esperar de una novela que comienza: Sáquense la ropa, tarados, Arránquense la carne, Tiren los huesos… Y a continuación la muerte+ de la madre de la niña de 12 años que habla en primera persona durante toda la novela. Una historia totalmente desopilante, con muchas muertes y personajes fuera de lo común. Una niña, Irina, el personaje principal que no responde a las características de su edad, parece un adulto por la manera de pensar y expresarse. Un pueblo extraño y otro con un nombre insólito: Perdigón rasante. Un ciego que la mira a Irina con una oreja, que recupera la vista pero ve mejor con los ojos tapados. Todo es extravagante y absurdo. Hubo momentos que quise abandonar su lectura, otros en los que no podía dejar de leer. Bizzio logra construir escenarios donde los personajes viven encerrados en su propia soledad. Me cuesta mucho calificar este libro, me dejó un poco perturbada.