Hijo de un soldado del ejército napoleónico, arrojado desde su primera infancia a las aventuras, despierto y audaz, inescrupuloso pero firme en sus pactos, el tratante de esclavos de estas Memorias, el francés Théodore Canot, relata con la espontaneidad y, a veces, el cinismo de un aventurero las peripecias de la vida en las costas africanas: cazadores de esclavos, mercaderes, piratas son sus personajes, diseñados sobre el fondo de muerte y sufrimiento que diezman a los pueblos negros.
El libro es una pieza autobiográfica realmente de alto impacto, ya que el autor narra sus experiencias como tratante de esclavos. Hay que leer la pieza tomando en cuenta el contexto y la época, pero así y todo no deja de ser espeluznante. El maltrato a los esclavos, la naturalización del trato de personas como simples mercancías, la piratería y la violencia de la época están de manifiesto a lo largo de todas las páginas. Es un documento que retrata un momento muy triste de la historia, pero es imprescindible leerlo para constatar hasta qué punto llegó -y llega- lo que denominamos "humanidad".