Un emperador romano se inclina sobre su pasado: el poder, las conquistas, los turbios episodios palaciegos, las horas de triunfo y de peligro... Adriano cuenta su propia historia y poco a poco el César va dejando asomar al hombre, su atormentada intimidad, su secreto, que habría de fijarse en estatuas, en poemas, en templos. Bajo la forma de una autobiografía imaginaria minuciosamcnte fundamentada en la realidad histórica, Marguerite Yourcenar reconstruye un tramo espectacular del gran pasado clásico.La autora cuenta que una vez encontró, en una carta de Flaubert, esta frase inolvidable: 'Los dioses no estaban ya, y Cristo no estaba todavía, de Cicerón a Marco Aurelio hubo un momento único en que el hombre estuvo solo'. Es el momento que inmortaliza su Memorias de Adriano.
Este libro lo leí por recomendación de Dina Oltra y me gustó por diferentes motivos: me sirvió para ampliar mi mirada de época a la 3° dinastía de emperadores romanos y que reforzó lo que disfruto de la novela histórica; además, es muy interesante la construcción novelada de la historia personal, sobre la mirada de la vida y de la muerte. Muy recomendable.
Es sin duda una de las joyas literarias del siglo pasado y la obra cumbre de la autora. Es un libro lleno de esplendor, con una prosa maravillosa que no deja descanso. Es una historia de memoria y de olvido, de dudas y de momentos de lucidez, de amor y de desesperación. Y como bien lo mencionó un ex torero español:"La novela Memorias de Adriano debería ser un libro de cabecera para los políticos". Y esta historia se articula en una larga carta del Emperador Adriano dirigida a su sucesor Marco Aurelio. Y este monólogo abarca varias décadas, que se puede considerar al mismo tiempo como una crónica, confesiones, reflexiones, remembranzas y un análisis franco de los éxito de sus campañas militares, del poder que tuvo durante su vida, los turbios episodios palaciegos, las horas de triunfo y de peligro, el gusto por la comida, el arte, los placeres, la amistad, la pérdida, el porqué de sus decisiones, la inminencia de la muerte, su atormentada vida y su amante, el joven griego Antinoó, que murió ahogado en el Nilo. Pero también debo decir que fue el emperador más culto, conciliador y, aparentemente, más humanitario que la mayoría de sus predecesores, al realizar un sinnúmero de obras y reformas en beneficio de los más necesitados. Siempre tuvo como preceptos de vida a la libertad, la humanidad y la justicia. Y el Emperador fue un hombre lleno de vida, un personaje complejo, de gran envergadura intelectual, con relaciones humanas difíciles, que experimento desde la más atroz de las derrotas hasta la más dulce de las victorias, pasando por momentos de placidez y otros de fuertes dudas existenciales, incluso de identidad; pero era, sobre todo, un hombre clarividente, cuya proyección política dominó el medio siglo posterior, el de apogeo del Imperio, cuando el sol brillaba con fulgor de mediodía sobre todo el mundo antiguo.
MÍNIMA ALMA MÍA TIERNA Y FLOTANTE Escrita entre diciembre de 1948 y diciembre de 1950, en un principio se editó por entregas en la revista francesa La Table Ronde por MARGUERITE CLEENEWERCK DE CRAYENCOUR, (8 de junio de 1903 - 17 de diciembre de 1987), más conocida por su seudónimo Marguerite Yourcenar, fue una poetisa, novelista, autora de teatro y traductora nacida en Bruselas, Bélgica. Excelente relato donde el protagonista aparece relatando su biografía en primera persona, más que un libro sobre historia de Roma, es una obra sobre el alma humana. “Mínima alma mía, tierna y flotante, huésped y compañera de mi cuerpo, descenderás a esos parajes pálidos, rígidos y desnudos, donde habrás de renunciar a los juegos de antaño. Todavía un instante miremos juntos las riberas familiares, los objetos que sin duda no volveremos a ver… Tratemos de entrar en la muerte con los ojos abiertos…” NOTABLE LIBRO
Memorias de Adriano es quizá una de las novelas históricas más magistrales escritas en el siglo XX, Yourcenar hace alarde de una tremenda erudición y de un trabajo cuidadoso para encarnar una de las figuras más imponentes del mundo romano de los primeros siglos después de Cristo. Sin embargo esta novela se torna, a menudo, en un "hueso duro de roer", y entre muchas de sus razones que lo podrían confirmar está el lenguaje reflexivo, lleno de referencias y guiños a una época donde Roma y Grecia compartieron muchas percepciones ideológicas, además la estructura narrativa que elige Yourcenar está combinada con muchas digresiones a modo de disertaciones, lo que no permite que haya una ilación constante en la forma como se cuenta su vida. Adriano es quien narra su historia, y en ella hace todo tipo de profundas reflexiones acerca de su propio proceder como dirigente romano y sus influencias griegas, su gran amor por Antínoo y el retrato de mentores que construyeron su vida como Trajano, su gran pasión por la cultura y los libros y sobre todo sus más profundos deseos y debilidades. Todo en una amalgama de imágenes, anécdotas, pensares que el lector debe ir armando en su propio haber racional. No es fácil leer "Memorias de Adriano", pero aquellos que emprenden esa labor y no desisten de ella, logran encontrar en las palabras lo que muchas veces no encuentran en las acciones, una estética y una gran profundidad que no tiene parangón alguno. Al final cuando uno recorre toda la vida de este magno personaje, cree haber estado escuchándolo, como su médico, en su lecho de muerte.
Como lector suelo leer todo aquello que creo me puede aportar algo; ya sea sabiduria o simple entretenimiento. Pero cuando lo que me propongo es disfrutar de la lectura, no dudo en volver a leer aquello que más me ha complacido. Eso me pasa con este libro-entre otros muchos-. Yourcenar consigue escribir una verdadera obra de arte literaria contándonos la vida de este Emperador. Uno de las mejores obras literarias excelentemente narrada. La Autora hace que, sin darte cuenta, te involucres en lo que Adriano va contando y te interese las vivencias de este hombre. El emperador Adriano le escribe a Marco Aurelio-su sucesor- para contarle como va su estado de salud y después de tratar filosóficamente sobre varios temas decide contarle su vida y exponerle todos los hechos que su memoria recuerda; sabiendo que él tiene 60 años y que su sucesor tiene 17 años y por tanto no sabe si logrará entender todo lo que le escribe. Empieza diciendo que cuanta con tres medios para evaluar la existencia humana; El estudio de uno mismo; la observación de lo que hacen y dicen los hombres; la lectura de libros. Adriano fue un emperador que tenía un gran sentido de la Justicia; amante de la lectura y sobre todo de la sabiduria de los Clásicos Griegos. Pero también podia ser bastante cruel. La Historia lo tiene como uno de los mejores emperadores Romanos. A mi parecer fue un adelantado a su época por la forma de cambiar las cosas. Yourcenar hizo un gran trabajo de documentación en este libro.
La mejor novela histórica que he leído hasta la fecha. De hecho, suele ser un género que últimamente rehuso por no hallar lo que "Memorias de Adriano" sí contiene: rigor histórico, fruto de décadas de estudio, que hace que hasta lo que ficciona libremente tenga solidez; un estilo literario del más alto nivel, poético por momentos, filosófico por otros, aunque hay que advertir que a veces con frases extensas y digresiones que exigen al lector. Pero es que son unas memorias y no un diario, y además deben parecer escritas por un alma cultivada entre el estoicismo, el epicureísmo y la lírica, en el cénit de su vida. Hay magia en el trabajo de Yourcenar, pues te transporta mentalmente a "un Ulises cuya Ítaca es solo interior". Por último, destacar la traducción de Julio Cortázar; y que, si sois de anotar frases, vayáis preparando tinta y papel.
El verdadero lugar de nacimiento es aquel donde por primera vez nos miramos con una mirada inteligente; mis primeras patrias fueron los libros.
Hay más de una sabiduría, y todas son necesarias al mundo;no está mal que se vayan alternando
Pone en boca del emperador, la autora: La esclavitud nunca será abolida, cambiará de nombre una y mil veces, pero no se podrá abolir jamás.
La verdad que quiero exponer aquí no es particularmente escandalosa, o bien lo es en la medida en que toda verdad es escándalo