MEMORIA DE MIS PUTAS TRISTES

Hay un momento en la vida de toda persona que debe ser absolutamente aterrador: aquel en el cual te das cuenta de que la vida es finita. Cuando tomas conciencia de que la muerte existe, que es inexorable y no tan lejana como siempre creemos. Si esa epifanía la tenés de viejo, cuando ves más cerca el final que el comienzo, es inevitable mirar hacia atrás. Y demasiadas veces, cuándo hacemos el inefable balance de nuestras vidas, nos desayunamos con que estuvimos viviendo a medias, relegándonos a nosotros mismos y hundiéndonos en la mierda y la inercia de forma constante y repetitiva. De este momento fatídico es de lo que habla el Gabo en esta hermosa oda a la vejez, en la que pregona no rendirse antes de tiempo y sobre todo, no morirse en vida. Ahora, CHAN... cuál es el problema con este librito? Pues que el protagonista, lejos de ser un ancianito simpático que se transforma en un ejemplo de vida al escalar el Aconcagua a los 80, es en realidad un viejo verde que el día que cumple 90 años, decide regalarse una noche de amor con una adolescente de 14, en lo posible virgen (🤮). No es tan fácil ver la belleza cuando el envoltorio es así de chungo. Los escrúpulos tiran para todos lados y te ahogan entre el horror y el asco y lo único que podes ver, es a un viejo depravado. Para colmo, Gabo no es precisamente de los tibiecitos, no apela a la elegancia suave...nada de oler flores. Es abrupto, violento, pasional, pero sí, también es hermoso. Así que gente, aquí está el dilema: o dejan de lado la ética o se pierden este libro precioso. ✋Que conste en acta que no juzgo a nadie. No podría ni aun queriendo, puesto que yo misma lo leí hace 15 años y en ese momento, lo odié. Pero parece que con los años (y creo que también con las lecturas) se me fueron los escrúpulos por los caños. Y lo agradezco, porque este relato sí que era, es y será hermoso. Y yo no lo estaba viendo. Por eso, entiendo que leerlo no es sencillo. ✋Eso sí, no seamos hipócritas y tengamos el Jesús en la boca porque el protagonista de este libro quiera estar con una niña. Nadie parece escandalizarse por la edad que tiene la mujer de Aureliano Buendía en "Cien años de soledad"(por si no lo recuerdan, para casarse esperan a que le baje la menstruación), ni tampoco se hacen la señal de la cruz con la protagonista del amor en los tiempos del cólera, que también era una adolescente. El problema es que aquí, es aún más políticamente incorrecto y más intenso. Pero al igual que la casa de las Bellas durmientes de kawabata (libro que el Gabo homenajea con esta obra), "Memorias de mis putas tristes" es bello. Y hay una verdad innegable. GABO SIGUE VIVO porque sus palabras son tan inexorablemente hermosas que se hacen carne, se vuelven parte de uno y nunca se olvidan❤.

Dicen que para el amor no hay edad pero siempre he creído que va más relacionado a que te puedes enamorar a cualquier edad más que al hecho de la edad de la pareja. En esta historia conocemos a un hombre que al cumplir 90 años pide en su putero de confianza a una virgen de quien se termina enamorando. Este relato me creó sentimientos encontrados, por un lado me alegra el hecho de que por una vez en su vida este hombre haya experimentado lo que es el enamoramiento pero también me da tristeza la soledad de su vida y que desde mi perspectiva, el triste siempre fue él.

Putas, ¿cuantos hombres las tratan asi? Si son aquellas dulces musas que por motivos distintos al que solemos escupir, se aventuran ante los brazos de samaritanos ansiosos y curiosos. Asi dulcemente abre el telon para regalarnos una historia que viene y va, joven o maduro, somos hambrientos, esta en nuestro ser. Pero, nos declaramos inocentes ante ese mundo que es propio de nosotros. Nos ponemos ante los ojos de un hombre que respeta y ama a sus putas, tanto que son parte de su vida y lo rebela a aires sin miedo, porque se siente un hombre, es un hombre. Que gracias a un contacto suyo conoce a quien para el sera la piel mas suave, las curvas mas acarameladas y un mundo timido de sensualidad. Memorias de mis putas tristes es uno de esos libros que te ofrecen ojos que no nos atrevemos a arriesgar en vida. Psdt. Aun no tuve mi primera vez (entre dulcineas rentables).

Un viejo de 90 años quiere hacerse un regalo de cumpleaños, pasar una noche con una mujer virgen, para esto llama a una mujer que maneja un prostíbulo para que se la consiga. Y después de unos pequeños detalles, si logra conseguirla, una joven de 14 años que ni siquiera había terminado de desarrollarse bien. La historia es un poco “retorcida” porque cómo va a ser posible imaginarse a dos personas de edades tan diferentes, en esa situación, muchos dirían que es un libro sobre pedofilia y pueden llegar a repudiarlo, pero va más allá de eso, hay que tener la “mente abierta” para leer este libro. Porque nos habla del amor, que no hay edad específica para enamorarse de verdad, de la vejez, de sus achaques, de como no te das cuenta del tiempo que ha pasado hasta que estás en ese punto y dices “¡rayos!! YA estoy aquí”. Nos hace sentir la soledad de este hombre, y bien lo dice Hemingway en su libro El viejo y el mar NADIE DEBERÍA ESTAR SOLO EN SU VEJEZ 😢 Este hombre vivía solo pero se decía ser feliz por haber llegado a esa edad y todavía poder hacer el amor 🤭

"También la moral es un asunto de tiempo". Tenía altas expectativas sobre él, quizá por eso no me ha gustado como he querido. El título no se asemeja a lo narrado en el libro, me pareció un poco floja y lenta.

#5 Quién no se ha sentido solo, desbastado y convencido de que ya nada será mejor, motivado por la marcha de ese amor tan idealizado. Es una magnífica narración, donde en primera persona el protagonista nos hace participes de sus amores de una noche. De su vida de soledad con los clásicos, tanto de la literatura como de la música, su trabajo en el periódico, con su publicación dominical. Regalando al lector, sus vivencias durante 90 años, acabados de cumplir. Se centra en la víspera de su cumpleaños 90, cuando llama a Rosa Cabarcas, la dueña del burdel, para que le consiguiera una virgencita para esa noche, ella logró conseguirla y él comienza a conocer el amor a sus 90 años. Pasan acontecimientos, todos en ese amor entre real y platónico, con el cual su vida cambia, sus gustos cambian, se siente alegre y romántico, todo esto reflejado en su columna dominical que le vale reconocimiento así como miles de cartas de enamoradas despachadas. Es una historia, donde se ve la vida pasada a los ojos, permitiendo pensar un poco sobre los misterios que nos aguardan en cada momento de nuestra vida. Él gozó de incontables mujeres pero al final siente que el amor le llegó con quién menos buscó. Genial la maestría del autor para presentarnos los avatares del personaje principal, su psiquis, anhelos y la fuerza de luchar por vivir más que soportar sus años.

“No se puede evitar lo que unos creen de uno” La trama toca temas controversiales, una realidad incapaz de taparse con un dedo, uno de ellos es la prostitución infantil; el relato no tiene mucho que desear, quizás así como el personaje descubras un placer inverosímil. Con lecturas como esta, con la una verdad a cuestas, sin urgencias ni obstáculos quizás se halle dicho placer o un nudo gordiano, ¡Quién sabe! “El sexo es el consuelo que uno tiene cuando no le alcanza el amor." Cuando un viejo piensa en la víspera de sus 90 años, arremete contra el los recuerdos de su vida, la sensación que provoca es nostalgia, acompañada de pesares, de las cosas que pudieron haber sido y no lo fueron. Son esos años en que al despertar en la mañana sientes el peso de todas las decisiones tomadas y que te han guiado a donde estas, y es donde se da cuenta tarde, donde aprende demasiado tarde lo que ya no tiene remedio; solo queda darse una “licencia poética”, morirse de amor. “Siempre había entendido que morirse de amor no era más que una licencia poética.”

Me conmueve su prosa, su estilo para contar historias no decae ni siquiera en lo que me parece la sórdida relación de un viejo con una niña. Aquí se reflejan dos cosas: la dulzura de enamorarse en lo desventurado de la vejez al punto que lleva a causar risa. Me gustó ese juego existencial que hace que un hombre en vez de morir de viejo, va a morir de amor. Un “salvoconducto” maravilloso a los 90 años. Que decir, amo a este escritor, su lenguaje coloquial, su estilo irrepetible, y repito: su maravillosa creatividad para contar una historia, hace que me quite el sombrero hasta en un libro que no por sencillo o corto, deja de ser resonante. Les dejó una estrofa 👇: “ No resistí más. Ella lo sintió, vio mis ojos húmedos de lágrimas, y sólo entonces debió descubrir que ya no era el que fui y le sostuve la mirada con un valor del que nunca me creí capaz. Es que me estoy volviendo viejo, le dije. Ya lo estamos, suspiró ella. Lo qué pasa es que uno no lo siente por dentro, pero desde fuera todo el mundo lo ve.”