Sinopsis de MASCARAS

En la tupida arboleda del Bosque de La Habana aparece, un 6 de agosto, el día en que la Iglesia celebra la Transfiguración de Jesús, el cuerpo de un travesti con el lazo de seda roja de la muerte aún al cuello. Para mayor zozobra de Conde —el policía encargado de la investigación—, aquella mujer «sin los beneficios de la naturaleza», vestida de rojo, resulta ser Alexis Arayán, hijo de un respetado diplomático del régimen cubano. La investigación se inicia con la visita del Conde al impresionante personaje del Marqués, hombre de letras y de teatro, homosexual desterrado en su propia tierra en una casona desvencijada, especie de excéntrico santo y brujo a la vez, culto, inteligente, astuto y dotado de la más refinada ironía. Poco a poco, el Conde va adentrándose en el mundo hosco en el que le introduce ladinamente el Marqués, poblado de seres que parecen todos portadores de la verdad de Alexis Arayán … Pero, ¿dónde, en semejante laberinto, encontrará el Conde su verdad?

10 reseñas sobre el libro MASCARAS

Máscaras es la tercera novela que tiene como protagonista a Mario Conde, fantástico detective y aspirante a escritor creado por Leonardo Padura. Como en las novelas anteriores el crimen a resolver es casi una excusa para iniciar un recorrido por esa Habana de finales de los ochenta y por la historia de una Cuba hermosa y contradictoria. La muerte de una travesti es el puntapié inicial que nos permite adentrarnos en una realidad que la excede y preanuncia, cargada de las glorias y ocasos de un sueño de revolución. Siempre es un placer leer a Padura. Es un escritor exquisito, de esos que saben como guiarnos por las historias obligándonos a detenernos en cada una de las palabras para apreciar su belleza. Las descripciones son una delicia, nos permiten saborear ese milagro cotidiano que son las comidas preparadas por Josefina pero también las calles, las casas, las vestimentas, la gente y el bullicio de esa ciudad sufrida y alegre. Cada descripción nos dispara los sentidos en mil direcciones, convirtiéndonos en parte de un mundo vivo, lo absorbemos con todos nuestros poros. Sentimos nostalgia por una tierra y un tiempo que no son los nuestros y que distan mucho de ser idílicos. Hasta el último personaje está excelentemente desarrollado. Construídos desde su propia humanidad, se vuelven absolutamente reales, cotidianos, complejos. Hasta nos cuesta juzgarlos sin juzgarnos, simultáneamente, a nosotros mismos. Así de profunda es la literatura de Padura. Hay en la novela una mirada critica del pasado pero no desde el pedestal de los grandes discursos rebosantes de racionalidad sino desde la lúcida nostalgia de los sentimientos. Y logra una descarnada y certera radiografía de la humanidad toda, con sus matices y contradicciones. Padura pone el ojo en la persecución de la que fueron objeto muchos artistas (especialmente poetas y dramaturgos) y homosexuales por parte del régimen y en los prejuicios que existían en los finales de los ochentas y que aún perduran más de lo que creemos. Y el Conde asume y enfrenta esos prejuicios. No se desentiende de ellos, los cuestiona cuestionándose porque siempre busca obsesivamente la verdad, pero no sólo la referida al crimen investigado; sino la verdad de la condicion humana. Y en esa búsqueda intenta desesperadamente hallar el sentido de su propia vida. Por ello se dedica a resolver crímenes y por ello aspira a escribir cuentos escuálidos pero conmovedores. En fin, "Máscaras" es otra novela hermosa de un gran escritor contemporáneo. Ah... ¡me olvidaba!. No puedo dejar de mencionar especialmente el cuento que nos regala el Conde, un bello relato que habla de lo paradójicos e inevitables que suelen ser los designios del destino.


En un caluroso día de agosto, “un calor que es como una plaga maligna que lo invade todo”, en una arboleda de La Habana aparece estrangulado Alexis, un travestí que resulta ser hijo de un respetado embajador; de investigar el crimen se encargarán el sargento Palacio y, sobre todo, el teniente Mario Conde, llamado a pesar de estar suspendido y que es un policía que hubiera deseado ser escritor, irónico. descontento, desordenado y compasivo con escritores, locos y borrachos. Lo que podría ser un thriller (casi lo olvidamos) se convierte en una serie de “ensayos” sobre: el mundo de los escritores dentro y fuera del país (un gran y profundo conocimiento); los métodos usados para que se olvide y se aísle a los disidentes; el descubrimiento del mundo homosexual y sus diferencias de la mano del Marqués: un hombre de teatro, homosexual desterrado en una destartalada casona en su propia tierra; de religión pues Alexis apareció el 6 de agosto, día de la Transfiguración de Cristo y quizá hay un mensaje para mostrarse como realmente era o fue un suicidio y del descubrimiennto de la libertad en el París post mayo del 68. Pero Mario Conde nos sumerge en otros temas: el lugar añorado de su juventud, con sus estudios, sus amigos y sus vidas, sus relaciones personales, etc.; en la corrupción y el control político de la policía e, incluso, nos muestra uno de sus relatos breves y la reacción de sus amigos. Es un personaje que creo merece la pena seguir en otras obras del autor.Mezcla todos estos temas (algunos un poco complejos y pesados) en capítulos independientes pero siempre con un lenguaje muy rico, muy sensual, potente (en 2022 quizá se consideraría inapropiado), poético y preciosista para crear la ambientación perfecta de La Habana, de sus gentes e incluso de temas un tanto “escabrosos”. Lo que queda claro es que Padura además de narrador es un gran ensayista y poeta.


De Máscaras, la tercera novela del Teniente Mario Conde, publicada por Leonardo Padura en 1997, me impresiona mucho la forma de narrar, el uso del relato policial para la creación de tramas donde al tiempo que se busca resolver un crimen, con la intervención del consabido detective, sus pesquisas y andanzas por los bajos fondos de la sociedad, se hace también una especie de crónica que saca a relucir las vidas, los conflictos, las alegrías y sufrimientos del pueblo cubano en la realidad inmediata, de una manera tan emocional, a veces cruda, ácida o desgarradora; realidad que bien puede abarcar la de Latinoamérica en general, tal como viene dándose desde los años sesenta hasta nuestros días. En esta novela se habla de la censura artística que silenció las voces de autores y dramaturgos que no sometieron su producción literaria y su estética a los valores políticos establecidos por el régimen socialista, y se denuncian la discriminación, segregación y persecución de la que fueron objeto los homosexuales en Cuba, después del triunfo de la revolución. La novela, entonces, trasciende los límites de una ficción policíaca para abordar temas que no se circunscriben sólo a la imaginación del autor, sino que provienen del entorno social e histórico en el que transcurre su vida; característica que hace mucho más relevante su obra. Queda como lección artística ese hermoso cuento, escuálido y conmovedor, que el Conde al fin logra terminar acerca de un guagüero y una profesora que se cruzan en el camino para amarse y cumplir mandatos homicidas. Esta lección artística pone en duda su carrera como detective, porque le demuestra que él en verdad es capaz de crear y de realizar esa vocación perdida en su juventud, cuando era un estudiante del Pre de La Víbora que quería escribir como Hemingway.


Siempre es bueno volver a Padura, su Caribe es el Caribe grande, ese que guardo en mis pensamientos y que expone de manera tan real, con dosis perfectas de fábulas y ensoñaciones. Mario Conde es una metáfora de lo que somos como humanos, no tan buenos ni tan malos, simplemente humanos. Y creo que, con eso, digo todo lo que es el libro.


Otro muy buen libro de Leonardo Padura, el tercero de la serie Conde. En esta ocasión el autor sigue retratando muy bien a sus personajes, pero se luce con los secundarios, fundamentalmente el Flaco, que ya no es flaco y está en silla de ruedas. El caso en esta oportunidad nos muestra el mundo gay de La Habana, denuncia prejuicios y nos señala la discriminación social que sufren los travestis. Mario Conde, como siempre, un mortal más, con sus defectos que lo hacen tan real.


Tercera novela de la “saga Mario Conde”. La que más me gustó hasta el momento (claro que me faltan leer los libros que siguen). Como en las anteriores entregas, la historia se desenvuelve en dos planos. Por un lado, la crisis de la Cuba de comienzos de los noventa, en donde el derrumbe ideológico y moral gravita tanto o más que el económico; y por otro, la crisis personal de Mario Conde, escritor frustrado, devenido (ni él sabe cómo) en detective de policía, y que transita la mediana edad sumido en una soledad que por momentos lo abruma. En esta ocasión, Conde debe investigar el caso de un travesti que aparece asfixiado en un bosque de la Habana. Un caso delicado pues se trata del hijo de un encumbrado diplomático del régimen cubano. No tardará entonces en dar con Marqués, el hombre que desde hacía meses cobijaba en su casa a la víctima. Se trata de un refinado artista e intelectual, un hombre del Teatro, y a quien el régimen cubano sometió al ostracismo y la persecución por su condición de homosexual. Este personaje excepcional es la llave que él necesita para investigar los últimos días de la víctima. Pero esa búsqueda lo lleva por caminos inesperados. En los interrogatorios, Conde escucha con creciente admiración a su interlocutor, su callada (pero obstinada) resistencia al régimen, y su capacidad para mantenerse leal a sí mismo. Surge cierta complicidad entre ambos, y los límites entre el mundo de Marqués y el de Mario Conde, que en un comienzo parecían tan claros, comienzan a desaparecer. “Yo no resisto a los maricones”, sostenía prejuiciosamente Conde ¿Pero acaso Marqués no lo entiende a él mejor que la mayoría con los que se relaciona? ¿Qué significa el acto de travestismo que realizó la victima? ¿Ser policía es una máscara? ¿Y cuántos otros travestismos, ideológicos o sociales, lo rodean? Algo se despierta en Conde; Marqués lo inspira, lo libera. Desempolva la Underwood y escribe su primer cuento en años. La investigación seguirá su curso, y finalmente se hallará al asesino. Y esa resolución iluminará, como en los casos anteriores, los aspectos más sombríos del régimen político. Pero el Conde que cierra el caso ya no es el mismo que el del comienzo. Y es esa mutación personal y psicológica, ese proceso íntimo en el que Marqués sirve de guía, lo que me parece más interesante de este libro. Hay una idea que subtiende. Ese “otro”, radicalmente distinto, tiene el poder de revelarnos quién somos en verdad. Un libro apasionante.


La tercera novela sobre el teniente Mario Conde, la reseña completa se puede escuchar en mi podcast Café del libro https://open.spotify.com/episode/1klzMDUdWxk9NVT0A5lM7g?si=fq0VBsToTkmu3y_HI8JWEg


La más floja de la serie intriga tiene poca y la crítica social a la represión de los homosexuales es muy tibia y hay un par de monólogos en los que francamente no me enteré de nada, la resolución es también harto previsible


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