MARTES CON MI VIEJO PROFESOR

Hasta el momento, de todos los libros que he leído del autor, es mi favorito. Está basado en hechos reales vividos por el propio escritor. Un exalumno acompaña a su viejo profesor en los últimos momentos de su vida, haciéndole visitas y dialogando sobre lo que realmente significa la vida y aquello que realmente tiene valor en ella. Es una lectura muy emotiva, tierna, dura pero a pesar de todo llena de esperanza porque mientras haya vida nunca es demasiado tarde para nada. Creo que es un libro que todos deberíamos leer al menos una vez porque resulta emocionalmente terapéutico.

Para una persona tan aprensiva como yo, me ha resultado algo duro de leer, pero a la vez hermoso y con una gran dosis de ternura Un viejo profesor y su ex alumno, se reencuentran y recuerdan los tiempos de universidad. El viejo profesor sufre una dura enfermedad ... ELA. (Yo particularmente no sabía bien bien todo el recorrido que suponía tenerla hasta que te llegaba a consumir por completo). El viejo profesor Morrie, no pierde en ningún momento las ganas de vivir,y asume incluso con tintes de ironía su enfermedad, quedando cada martes con su antiguo alumno Mitch. Considerado por The Washington Post como el libro de memorias más vendido de la historia. Libro leído conjuntamente con @Mariajoc.

Un profesor de filosofía y un alumno después de muchos años casualmente se reencuentran y deciden retomar las clases que daban en el pasado ante la inesperada situación del profesor maltratado por una enfermedad que lo va incapacitado lentamente. El alumno, gracias a su maestro empieza a recordar el sentido de la existencia, como el amor y el perdón sincero ayuda a desprenderse de las cargas innecesarias que poco a poco nos vamos echando encima.

Este libro estaba en mi radar hace mucho tiempo, aunque no había leído ninguna reseña ni sabía de que trataba. Su titulo, no sé porque, me atraía y por eso lo baje a mi kindle. Pero entre tanto pendiente... ustedes saben. Bueno, finalmente comencé su lectura de madrugada en medio de un insomnio y lo leí en un día. la historia de un profesor de sociología que, aquejado de ELA y en medio del deterioro físico progresivo, se reencuentra con un viejo estudiante y de ese visitas y esas conversaciones surge el propósito del profesor de resumir una tesis final sobre el sentido de la vida. Este libro me hizo llorar en muchas partes. Y me recordó otro libro que también fue particularmente emocionante y triste "Siempre Alice" de Lisa Génova. Creo que lo que me provoca mi pena es la pérdida de aquellas cosas que sentimos que nos representan, que nos distinguen. ¿Qué nos queda entonces?. Bueno en este libro se nos plantean opciones para cómo afrontar esta pérdida, pero más aún, nos permite valorar lo que aún tenemos.

"Todo el mundo sabe que va a morir, pero nadie se lo cree. Si nos lo creyéramos, haríamos las cosas de otra manera". Vuelve a leer la frase. Ahora interprétala. Léela otra vez. ¿Cambiarías algo? ¡Estás a tiempo! Es una de las muchas frases que subrayé de este libro, una de las tantas llenas de sentido y humanidad. Porque eso es este libro, un libro-humanidad (como si de género se tratara). No haré spooiler, solo diré que es la relación de un hombre y su profesor de la universidad cada martes mientras esperaban la muerte. ¿La muerte de quién? Pues la muerte, que siempre estuvo presente en un rincón, paciente y agazapada, segura. Coronando y presidiendo una relación entre dos personas que trasciende a todos. La muerte que nos espera, no hay individualidad en ello, somos hijos de la guadaña. Con mayor o menor ego, con mucho o menos bienes, con educación o ignorancia: es la realidad más segura que compartimos. Pero desechamos ese pensamiento y perseguimos ideales ajenos, culturas impuestas, cosas equivocadas, en una carrera hacia la nada en la que a mitad de camino, nunca hacemos la parada para las cosas importantes, las hermosas, las que verdaderamente nos completan. Y sobre este mensaje redunda todo el libro. Es una invitación a la reflexión, es una pausa, un oasis para la sed del caos. Se lee en un día. Si a una sola persona le ayuda a convertirse en su mejor versión, ya vale la pena. "Un maestro afecta a la eternidad, nunca sabe donde termina su influencia".

Libro entrañable. Induce mucho a reflexionar sobre la vida, sus cosas, esas cosas que por cotidianas pasan cerca de nosotros, a veces sin que las percibamos, otras dándoles mayor importancia de la que se merecen. Y es también un libro sobre la muerte. En él siempre está acechante en una esquina, agazapada pero omnipresente, el protagonista, el viejo profesor, padece una enfermedad terminal. Ayuda, y mucho, a ampliar el horizonte intelectual, el mirar la senda que nos queda por recorrer desde un prisma distinto, cada cual el suyo, pero ampliado, diverso, nos hace más receptivo. Es una lectura amena, que aporta conocimiento sobre el ser humano. Sí, vale la pena leerlo.

Martes con mi viejo profesor son unas memorias donde el autor nos narra su reencuentro con su ex profesor de Sociología. Morrie Swartch. Este está aquejado de una enfermedad neurodegenerativa llamada Ela. Los protagonistas deciden quedar todos los martes para que Morrie pueda impartir la última asignatura de su vida, basada en el sentido de la vida. A lo largo de las sesiones asistiremos al progresivo deterioro de la salud del maestro, al tiempo que disfrutaremos con reflexiones sobre la vida, la muerte, la familia, el trabajo, etc. El estilo es sencillo, y las enseñanzas también. No descubre muchos pensamientos novedosos.,aunque son cosas sencillas que a veces olvidamos, como amarnos unos a otros, dejar la ambición y las prisas a un lado, etc. Me ha gustado la reflexión de que la mayoría de personas somos infelices porque la cultura no nos proporciona los valores que son importantes y que por lo tanto debemos crear nuestra propia cultura. En general, es un libro recomendable

Empecé esta lectura dejándome llevar por el título, sin leer la sinopsis, sólo alguna que otra reseña, sin más. En líneas generales, no resultó muy diferente a lo que yo hubiese imaginado. Pero desde las primeras páginas surge un potencial como inesperado ingrediente que aporta otro punto de vista y entonación a la obra. La enfermedad neurodegenerativa que padece el protagonista, la narración desde los primeros síntomas detalladamente, y la entereza psicológica con la que afronta su realidad hasta los últimos días, resultan totalmente sorprendentes, y dignos de mi máxima admiración.