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RELIGIÓN Y FILOSOFÍA

MANUAL DE LITERATURA PARA CANIBALES

RAFAEL REIG

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Sinopsis de MANUAL DE LITERATURA PARA CANIBALES

Sin duda se trata de un manual muy poco convencional sobre literatura española y latinoamericana. Sus ingredientes principales: humor, voluntad desmitificadora, espíritu crítico y una forma muy original de aproximarse a los principales autores de los siglos XIX y XX, entre ellos, Larra, Vila-Matas, Galdós, Rubén Darío o Eduardo Mendoza. Los escritores se convierten en personajes y nos invitan a 'devorar' sus mejores obras. Una forma diferente, amena y ágil de abordar la historia de la literatura española de los siglos XIX y XX en España y Latinoamérica.

2 reseñas sobre el libro MANUAL DE LITERATURA PARA CANIBALES

Recuerdo que me reí bastante leyéndolo en su día. ¡Menudos desgraciados los Belinchón!. Reig hace un repaso a la literatura española e hispanoamericana de los siglos XIX y XX (el libro termina en 2012) utilizando como excusa a los Belinchones (abuelo, padre, hijo) todos escritores frustrados. Los pobres siempre van con algún movimiento literario de retraso. Estos personajes se van cruzando con los literatos más célebres, lo que le permite a Rafael Reig contextualizar a estos histórica y socialmente, relacionarlos entre sí, contarnos anécdotas, alabarlos o criticarlos (a Azorín le cae una buena tunda 😆). En este manual, ensayo novelado, se incluye al final de cada capítulo unos ejercicios prácticos y lecturas recomendadas que, por general, están llenos de humor mordaz (como el resto del libro). Diría que este manual es una buena herramienta para recordar las clases de 𝘭𝘪𝘵𝘦𝘳𝘢𝘵𝘶𝘳𝘢 𝘥𝘦𝘭 𝘤𝘰𝘭𝘦𝘨𝘪𝘰 de forma humorística: una especie de vuelta al cole estilo gamberro. “En aquella niebla aparecían y desaparecían escritores del porvenir, desconocidos para Agustín Belinchón. Vio a Rubén Darío, muy borracho, con uniforme de diplomático y descalzo; vio a Gª Márquez, que gritaba: -¡Carajo, es la nieve!- y –Ya no mamen gallo!-; vio a Juan Carlos Onetti montado en una cama de hospital, con ruedas, empujada por Antonio Muñoz Molina. Vio a Camilo José Cela absorbiendo un litro de agua por el ano. Después el premio Nobel se comió doce huevos fritos y soltó una ventosidad atronadora.” PD: a la segunda parte (Señales de humo) le quiero dar una segunda oportunidad, en su día lo dejé (no recuerdo por qué).


Gran exposición de múltiples facetas literarias


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