Mani, en el corazón del promontorio meridional de Europa, es una de las regiones más remotas, salvajes, aisladas, magníficas y extrañas de Grecia. Separada del resto del país por la elevada cordillera del Taigeto y rodeada por los maresEgeo y Jónico, es una tierra que todavía mantiene viva su relación con el pasado. La tradición local cuenta que estas montañas fueron refugio de los antepasados de los maniotas, los espartanos, tras su derrota ante el Imperio romano. En este libro publicado originalmente en 1958, Patrick Leigh Fermor nos guía, con feliz voz de narrador, a través del espacio y del tiempo por aquellas remotas y fascinantes montañas. Lo hace, además, con el espíritu detenido de quien viaja a pie, explorando su historia, leyendas y personajes, de profunda y misteriosa mediterraneidad.
Me costó encontrar el libro pero después de un largo periplo por todas las librerías de mi ciudad, al fin lo conseguí. Apareció publicado originalmente en 1958 y es una obra que para mí, es mucho más que un libro de viajes, en el que Fermor nos guía a través del tiempo y del espacio por aquellas remotas, aisladas y peculiares regiones y montañas maniotas, separadas del resto del país por la elevada cordillera del Taigeto. Desde la fascinación y el amor que siente hacia estas tierras, sus costumbres y sus gentes, nos narra con su bellísima prosa, gran erudición y sensibilidad, situaciones, paisajes, historias, leyendas y costumbres, que mezcladas con la fantasía e imaginación, nos envuelve y nos sumerge de lleno en los tesoros de esta remota península, la región perdida de Mani, que acabó siendo su hogar y donde fue amado y respetado por el pueblo griego. Se trata de un viaje íntimo, pausado y tranquilo, acompañado por Joan, su mujer, de forma ligera y humilde y donde las personas son parte fundamental de su viaje. Se mezcla impecablemente la historia con la literatura, la geografía con la mitología, la política con la religión y así nos va subyugando, contándonos también hechos históricos, que remiten a los tiempos de los espartanos, a los conflictos turcos e incluye leyendas y hechos de la antigüedad. Destacan, sobre todo, los pequeños detalles a la hora de describir un paisaje o un monasterio y, como el autor domina la lengua griega, también nos encontramos con conversaciones geniales que mantiene con campesinos, regadas con vino y que nos llevan a inolvidables historias de la vida de esta región, poco frecuentada y de difícil acceso. Es un libro magnífico de extensas y bellas digresiones y donde Fermor registra todo lo más precioso y venerable del pasado griego que tanto admira, anotando las impresiones, las incertidumbres, las perplejidades que recoge en su camino. Nos encontramos, a través de la mano del autor, caminando con él, por el origen de nuestra cultura mediterránea y lo disfrutamos. Un viajero peculiar y una forma de viajar diferente, admirable y entrañable, como ya demostró en el libro también reseñado "El tiempo de los regalos". Libros imprescindibles para lo que también amamos Grecia, la clásica y la moderna. Interesantísimo, envolvente, su Grecia nos cautiva. Es un regalo. .