Una novela de gran aliento, que fluye con un denso tejido de historias de la mejor ley...Malena tiene doce años cuando recibe, sin razón, y sin derecho alguno, de manos de su abuelo el último tesoro que conserva la familia : una esmeralda antigua, sin tallar, de la que ella nunca podrá hablar porque algún día le salvará la vida. A partir de entonces, esa niña desorientada y perpleja, que reza en silencio para volverse niño porque presiente que jamás conseguirá parecerse a su hermana melliza, Reina, la mujer perfecta, empieza a sospechar que no es la primera Fernández de Alcántara incapaz de encontrar el lugar adecuado en el mundo. Se propone entonces desenmarañar el laberinto de secretos que late bajo la apacible piel de su familia, una ejemplar familia burguesa madrileña. A la sombra de una vieja maldición, Malena aprende a mirarse, como en un espejo, en la memoria de quienes se creyeron malditos antes que ella y descubre, mientras alcanza la madurez, un reflejo de sus miedos y de su amor en la sucesión de mujeres imperfectas que la han precedido.
He terminado ¡por fin! este libro. Si bien tiene historias maravillosas, como la de los abuelos paternos y la historia de la maldición, los hermanastros que se vuelven inseparables, creo que Almudena le faltó un editor más riguroso que le sacara, al menos, 200 páginas a este libro. Además, si bien la historia cierra el círculo, creo que durante muchos pasajes no sabía para donde iba, qué quería contarme. Y no logré empatizar mucho con Malena a decir verdad. Lo terminé, luego de suspenderlo un par de veces, porque esperaba encontrar alguna historia de las que valían la pena y quería saber cómo se cerraba. (2021 Junio: Mes de repechaje, de libros)
02/2021 Este libro tiene un lenguaje sencillo donde la autora nos cuenta una historia de pasados y de presentes. Tiene alguna parte de la novela prescindible pero logra que sientas y padezcas como Malena. Para mi gusto se le dio demasiado bombo cuando se escribió y no creo que sea para tanto, por mi parte puede pasar desapercibido totalmente
Almudena Grandes es una de las autoras que mejor sabe crear personajes plenos, llenos de sentimientos y de sensaciones intensas que nos describe y transmite con su gran calidad narrativa. En esta ocasión nos hace conocer la historia de una familia a través de la mirada de Malena , desde su niñez hasta que es una mujer adulta, y que va descubriendo una vida plagada de secretos, pasiones, amores y odios y de una maldición familiar que se remonta a sus antepasados y de la que ella se cree heredera.
Buena historia desde una perspectiva que solo puede entenderse desde el sexo femenino, pero a la vez nos hace entender, a los que estamos en las antípodas de ese género, la sensibilidad sin tapujos, ni convencionalismo sociales que las ciñe a rol muy, muy determinado, excluyente: el sexo, la libertad, el asumir una vida propia es cosa de hombres. Una vez más, Grandes, hace un alarde narrativo y reivindicativo de la feminidad sin complejos, ayudando un tanto a resquebrajar esa resistencia social que tanto cuesta vencer. Me ha resultado una historia interesante, un tanto larga diría yo, pero intensa, humana y llena de personalidad.
Cualificación:7. Libro de ficción que no ha colmado las expectativas que tenía puestas en él. En momentos me ha resultado atractivo de leer pero en otros me ha resultado algo tedioso...
Malena es un bellezón de novela, toda una vida 'resumida' y bastante extraña, marcada por maldiciones, sentimientos y repeticiones heredados, nunca te aburres con esta mujer que tiene mucho que contar.
la fealdad es una de las taras más injustas, y la más difícil de ocultar al mismo tiempo, pero esta desgracia, cuya intensidad se modifica como la piel del camaleón al contacto con el ambiente, puede llegar a ser una tragedia si quien la padece está rodeado de gente guapa.”
Es de los demás de los que hay que tener miedo, de los que te dejan adivinar hacia qué lado están mirando. Ésos son los que siempre miran en la dirección contraria a la que tú te imaginas.
...y en aquel instante comprendí con una aterradora precisión que hasta entonces mi vida no había sido otra cosa que su ausencia
Esto es una ratonera. Cómoda, soleada, con vistas al mar, eso sí, pero una ratonera, quizás la mejor, y precisamente por eso, una de las peores.
... y jamás volvería a contemplar un fuego como el que alimentaba a aquellos ojos que ardían para herirme y para curarme a la vez.
Luego alcancé a comprender que el tiempo nunca se gana, y que nunca se pierde, que la vida se gasta, simplemente...